El gaitero gallego Carlos Núñez cree firmemente que el futuro de la música celta está en Latinoamérica, una tierra de mixturas en la que ya se gesta su próximo disco, que será fruto de una intensa investigación musical y personal en Brasil.
"Creo que este disco es un primer paso hacia esta nueva experiencia que vamos a vivir en Latinoamérica: la música celta del futuro tenemos que hacerla aquí, en Latinoamérica", dijo el artista vigués en una entrevista concedida a Efe en Buenos Aires, donde el próximo martes dará un concierto tras cinco años sin tocar en Argentina.
El repertorio del recital que brindará en el teatro Coliseo incluye temas de sus discos "Carlos Núñez & amigos", grabado hace cuatro años en Vigo ante 30.000 personas, y "Cinema do Mar" (2007), dedicado a las bandas sonoras de películas, trabajo nacido durante el proceso creativo de la banda de sonido del filme "Mar adentro", de Alejandro Amenábar.
Este trabajo presenta versiones celtas de grandes títulos del cine, como "La Misión" o "El Padrino", y de clásicos universales, como el Preludio a la Suite 1 para Cello, de Bach, el Bolero de Ravel, el Concierto de Aranjuz o el tema de Popeye.
Desde entonces, Núñez, de 37 años, ha hecho otras incursiones en el cine, colaborando en las bandas sonoras de filmes como "Manuale d'Amore 2" ("Manual de amor 2") y la película de animación japonesa "Gedo Senki" ("Historias de Terramar").
Pero ahora mismo sus musas anclan en Brasil, donde este año ha pasado ya cien días grabando su nuevo disco y una película que mostrará este proceso creativo que el músico español tiene en mente desde hace diez años y en el que comenzó a trabajar en firme hace tres.
Alquimista de los sonidos, Núñez se ha basado en una profunda investigación en Brasil que le ha llevado a escuchar discos antiguos, echar mano de archivos históricos y de estudios académicos sobre cómo era la música brasileña a inicios del siglo XX para alumbrar un álbum que tendrá nuevos temas y versiones de melodías legendarias del variopinto panorama musical brasileño.
Núñez, considerado por muchos como el mejor intérprete de gaita del mundo, afirma que ha ido a dejarse "comer por Brasil", un país que "lo come todo y lo digiere para devolver algo nuevo", tierra donde las melodías europeas, africanas e indígenas "se han mezclado de un modo maravilloso y sin complejos".
El músico, que conoció la fama de la mano de los británicos The Chieftains, señala que "muchas canciones brasileñas vienen del alma de la gaita", el primer instrumento llevado a Brasil por los portugueses y que "gustaba mucho a los indígenas".
Para este próximo álbum, el gaitero y flautista promete sonidos "innovadores" logrados junto a artistas brasileños como Carlinhos Brown, a los que destaca como "muy buenos músicos, muy dinámicos y con mucho ritmo".
Pero este viaje de descubrimiento y creación musical esconde otro, mucho más íntimo y personal, un periplo por el extenso Brasil buscando el rastro de su bisabuelo músico, que en 1904 emigró desde España hacia -teóricamente- Belém do Pará, en el norte brasileño.
"Desapareció y siempre pensamos que lo habían matado por celos amorosos. Pero descubrimos que no fue así. Se quedó en Brasil, en Río de Janeiro e hizo una segunda vida", reveló Núñez, que mientras sigue la pista de su bisabuelo en Brasil y trata de dar con sus descendientes, aprovecha para dar rienda suelta a la exploración musical.
Núñez, que se inició en el arte de la gaita a los 8 años, promete indagar en el futuro en las músicas de Argentina, donde ha hecho buenas migas con el acordeonista "Chango" Spasiuk y con el cantautor León Gieco, que colaboró en el gran concierto de Vigo, al que considera como "un amigo generoso" y del que admira "su música, su trabajo humanitario y su respeto por las tradiciones argentinas".
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