En los venideros comicios "la oposición logrará no menos de cinco estados", entre los que citó a Zulia, Carabobo y Miranda , Sucre y Nueva Esparta, vaticinó Capriles.
Alertó sobre la importancia de las elecciones para el movimiento opositor y señaló que "si el país no tiene una pluralidad política el lunes, tendrá que creer y obedecer lo que disponga el presidente" venezolano, Hugo Chávez.
El actual alcalde del municipio caraqueño de Baruta y líder del partido opositor Primero Justicia tiene como rival en la contienda electoral al oficialista y candidato a la reelección en la gobernación de Miranda, Diosdado Cabello.
"Mi contrincante cree en un gobierno todopoderoso, yo creo en un gobierno que se acerque al ciudadano y le dé poder", explicó el aspirante opositor.
Miranda es el segundo estado con mayor peso electoral de Venezuela, con cerca de 1.700.000 electores, e incluye cuatro municipios de los cinco municipios de la capital venezolana.
Capriles resaltó además que la región que pretende gobernar alberga a dos de las zonas de mayor violencia de Latinoamérica, las barriadas populares de Petare y los Valles del Tuy.
"El primer paso hacia la solución del problema de la violencia y la inseguridad es reconocerlo. Por eso, la elección en Miranda es una cuestión de vida o muerte", dijo Capriles, al recordar que en el estado son asesinadas cada año más de 2.000 personas.
Por otra parte, restó importancia a los ataques de Chávez, quien lo ha calificado de "golpista y fascista" en los discursos que ha pronunciado en las distintas regiones del país en el marco de la campaña proselitista que personalmente lidera el gobernante a fin de impulsar a sus correligionarios "revolucionarios".
"Mi pelea no es con él (con Chávez), se mete en la campaña porque sus candidatos son muy débiles. Si Chávez no va a hacer campaña a mi rival (éste) no saca un voto", manifestó Capriles, de 36 años.
El líder opositor reiteró el compromiso de la oposición de reconocer los resultados electorales del domingo próximo, frente a las acusaciones del Gobierno de que sus adversarios políticos planearían gritar fraude frente a un eventual arrase oficialista.