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Un reportero arroja en Bagdad unos zapatos a Bush

lunes 15 de diciembre de 2008, 00:26h

Visita sorpresa de George Bush a Bagdad con final inesperado: un reportero iraquí le ha arrojado un zapato y le ha llamado “perro”, dos de los peores insultos en el mundo musulmán. Bush, que finalizaba su estancia en Irak con una rueda de prensa junto al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, se ha limitado a sonreír. Los zapatos no hicieron impacto y el reportero fue inmediatamente reducido por los servicios de seguridad, pero Bush se lleva de Irak un recuerdo tan imborrable como la propia Irak que ha dejado tras su mandato.
 

Era la imagen del día. Primero, la visita sorpresa –y última en su mandato- que George W. Bush realizaba a Bagdad, la última en su mandato a falta de sólo para que concluya su estancia en la Casa Blanca. Bush llegaba a primera hora de este domingo a Bagdad en una visita sorpresa para reunirse con los dirigentes iraquíes y de las tropas estadounidenses allí desplegadas. El motivo oficial del viaje era la celebración del Acuerdo Marco Estratégico y del Acuerdo sobre el Estatus de las Fuerzas (SOFA) firmados entre Estados Unidos e con Irak.

    Su visita relámpago finalizaba con una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki. Todo iba sobre ruedas, pero en ese momento un reportero de televisión se levantó de su asiento y le lanzó a Bush uno de sus zapatos, que pasó rozando la cabeza del presidente estadounidense, al tiempo que le llamaba “perro”, un grave insulto en lengua árabe.

    Viendo que no acertó con el primer lanzamiento, el reportero, ante la incredulidad de todos y el pasmo de los servicios de seguridad, le arrojó el segundo zapato, que tampoco impactó contra ninguno de los dos dirigentes. En ese momento sí: los agentes de seguridad se lanzaron sobre el reportero y lo sacaron violentamente de la estancia.

    Durante todo el incidente Bush permaneció esbozando una media sonrisa, para explicar con posterioridad que no se había sentido amenazado "en lo más mínimo". "No me ha molestado", dijo Bush, al ser interpelado por el resto de periodistas que permanecían en la sala.
 
La última visita a un país en guerra
 
   Bush viajó este domingo en secreto por motivos de seguridad a Irak en compañía del jefe de gabinete de la Casa Blanca, Josh Bolten; el responsable para Irak y Afganistán en el Consejo de Seguridad Nacional, general Doug Lute; el asesor para la Seguridad Nacional, Stephen Hadley; el asesor presidencial Ed Gillespie; y la portavoz Dana Perino. Tras su llegada al Aeropuerto Internacional de Bagdad, Bush se dirigió en helicóptero hasta la Zona Verde de la capital iraquí, área fortificada que alberga edificios oficiales y embajadas. Allí se reunió con su homólogo iraquí, Jalal Talabani.

    Se trata de la cuarta vez que el presidente viaja a Irak desde que las fuerzas estadounidenses invadieran el país en marzo de 2003. A diferencia de otras visitas, esta se ha producido en un contexto bien diferente en el que el papel del ejército de Estados Unidos está perdiendo protagonismo en favor de las fuerzas locales, además de que la Administración está a punto de cambiar de manos. Precisamente, el viaje de Bush tuvo lugar un día después de la llegada del secretario de Defensa, Robert Gates, que anunció que las tropas norteamericanas han comenzado su última etapa en Irak.

    A ese respecto, Stephen Hadley declaró a los medios de comunicación que ahora la situación en Irak es de "transición". "Por primera vez en la historia de Irak y de la región, suníes, chiíes y kurdos trabajan juntos en un marco democrático para buscar la forma de que el país avance", subrayó Hadley. Por su parte, Lute predijo que 2009 será "un año de transición" tanto en Washington -donde Barack Obama se estrenará como presidente- como en Irak -donde se celebrarán elecciones provinciales. "Estamos entrando en una relación nueva, una relación en la que los iraquíes ejercen, merecidamente, una soberanía mayor", destacó.
 
El acuerdo SOFA
 
         El conocido como acuerdo SOFA entre Irak y Estados Unidos modifica algunas de las condiciones que establecía el mandato de la ONU y establece que los soldados estadounidenses no permanecerán en Irak más allá de 2011. Los votantes iraquíes serán quienes decidan si se aprueba en un referéndum que se celebrará a finales del próximo mes de julio.
         El acuerdo insiste en el respeto a la soberanía iraquí y, aunque hace referencia a la necesidad de la "asistencia temporal" de las fuerzas estadounidenses, limita considerablemente su libertad para actuar. Así, todas las operaciones militares deben llevarse a cabo con el visto bueno de las autoridades iraquíes y se deben coordinar con ellas.
         Además, Irak tiene el "derecho fundamental de ejercer la jurisdicción" sobre los soldados estadounidenses que cometan "delitos graves premeditadamente", así como sobre las empresas subcontratadas por Washington y sus empleados, según el acuerdo. En cuanto a los sospechosos detenidos por los militares estadounidenses, deben ser luego entregados a las autoridades iraquíes para que les juzguen.
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