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300 mil zapatos para Bush

300 mil zapatos para Bush

miércoles 24 de diciembre de 2008, 22:24h
Ya tenemos dos célebres zapatazos en la historia de la política contemporánea: primero el de Nikita Krushchov y ahora el de Muntazar al-Zaidi. El primero sucedió durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el 12 de octubre de 1960. El Primer Ministro de la Unión Soviética, furioso por la intervención del delegado de Filipinas, se armó de su zapato y empezó a dar golpes a la mesa. El otro incidente data de apenas unos días, el 14 de diciembre del 2008, cuando el periodista iraquí lanzó como proyectiles sus zapatos, uno tras otro, en dirección al rostro de George W, Bush, Presidente de Estados Unidos.

Este zapatazo reciente provocó inmediatamente la adhesión de cientos de miles de personas en todo el mundo, que se solidarizaron con al-Zaidi y exigen que sea liberado. En efecto, aunque Bush no sufrió ningún daño físico pues tuvo la gran habilidad de esquivar ambos zapatos, al periodista le cayeron encima y está preso. Por lo visto el daño político que le hizo al presidente saliente de la potencia militar más grande del mundo, merece un juicio que es, también político.

En esto de los juicios se ve que la justicia es ciega. A los especuladores de Wall Street nadie los apresa, más bien les regalan 700 mil millones de dólares para que puedan pagar sus trampas y contentar a sus acreedores. Manoff, un pillo de corbata que se robó 50 mil millones de dólares, le han dado prisión domiciliaria, es decir, que se queda en su casa de vacaciones. A los multimillonarios de las compañías que fabrican vehículos en Estados Unidos, la General Motos y la Chrysler, les prestan miles de millones de dólares para que sigan pagándose salarios anuales que superan cientos de millones, aún cuando se declararon en quiebra. Blajovich, gobernador de Illinois, otro pillo que quería enriquecerse vendiendo el asiento que dejó Obama en el Senado de Illinois, sigue libre.

Así es la "justicia" en Estados Unidos, los pillos mayores están sueltos y los premian, mientras que a los pobres inmigrantes que cruzan la frontera en busca de trabajo los persiguen, los encarcelan, los humillan, los devuelven a sus países como si fueran peligrosos criminales. Esa justicia es ciega cuando se trata de los presos políticos torturados en Abu Ghraib o en Guantánamo, no dice nada y deja que el tiempo pase.

Pero en el mundo hay lo que se llama a veces "justicia poética", una locución acuñada en el Siglo XVII por el inglés Thomas Rymer, quien pensaba que en el mundo real nunca triunfa de veras la justicia, pero a veces en el mundo imaginario de los símbolos, se hace justicia.

En este caso, por la mano del periodista Muntazar al-Zaidi se ha hecho justicia poética, sin derramamiento de sangre. Bush ha recibido la mejor despedida que podía recibir, el equivalente de un zapatazo en el trasero.

Pero no es todo, pues este mundo se mueve sobre símbolos. Los zapatos de al-Zaidi se han convertido rápidamente en objetos de culto. La fábrica de Ramazan Baydan en Turquía, donde se fabricó ese par de zapatos, ha recibido en el curso de la semana pedidos que suman 300 mil pares del modelo 271, es decir, el mismo que sirvió de proyectil. De esos pedidos, 120 mil vienen de Irak donde claramente la población no se siente muy agradecida por haber sido "liberada" por los militares gringos. De Inglaterra y de Estados Unidos han llegado a la fábrica Baydan Shoe Company pedidos por miles de pares de zapatos, así como de otros países del golfo.

Ante tantos pedidos, el fabricante se ha visto en la necesidad de contratar un centenar trabajadores, y está pensando llamar "Bye-Bye Bush" al modelo 271. Mientras tanto, según nos cuenta Robert Tait en The Guardian, la Federación de Fabricantes de Zapatos de Irán le ha ofrecido al periodista al-Zaidi y a toda su familia, zapatos para toda la vida.

Bush tiene que cuidarse, ahora que habrá 300 mil pares de zapatos de ese modelo por todo el mundo. Seguramente ya no ve la hora de regresar a su casa y de no volver a sacar cabeza en un buen tiempo. Hay muchos que ya deben estar afinando la puntería si lo hace.

Bye-bye Bush.

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Alfonso Gumucio D.
Escritor y periodista
Bolpress
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