El Teatro Valle-Inclán de Madrid acoge como final de temporada la última propuesta escénica de Miguel del Arco, ‘La Patética’, una producción del Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze. El título hace alusión directa a la famosa Sinfonía Nº 6 de Chaikovski, una obsesión que ronda la cabeza de un director de orquesta español -madrileño y de Carabanchel más exactamente-, Pedro Berriel, interpretado por Israel Elejalde a caballo entre la comedia y la tragedia, que arrastra una enfermedad mortal y que está metido de lleno en la grabación de una nueva versión de la sinfonía de Chaikovski (excelentemente habitado aquí por Jesús Noguero) que, como él, era también homosexual y, por tanto, comparte las mismas presiones familiares, sociales y mediáticas que el español está dispuesto a combatir hasta su último aliento, empeñado como está en separar absolutamente su condición sexual de su quehacer artístico.
Jon (Jimmy Castro), el marido de Pedro, dispuesto a hacer frente a su enfermedad con uñas y dientes, lo fuerza a seguir el tratamiento médico sin dar cabida a la desesperanza y tratando de insuflarle un optimismo frente a la enfermedad que a Pedro le resulta difícil de asumir. Sin embargo, después de retirarse unas semanas al campo, parece que su estado mejora, y animado por el súbito cambio, Pedro decide aceptar la invitación del Concurso Internacional Tchaikovsky para dirigir La Patética en Moscú durante la gala de clausura que será presidida por Putin (genial interpretación de la figura del presidente homófobo ruso por parte de Juan Paños, que interpreta también al Padre de Pedro, a la Muerte y a Samu, un colega carabanchelero). Y junto a ellos, interpretando con suma solvencia a la Madre, Irina, Loli y La Gloria, ahí está la camaleónica Inma Cuevas. Por otro lado, y dando vida a los personajes de Músico, Montaigne, Kali y Comercial, figura Manuel Pico y, por último, Francisco Reyes -sarcástico como pocos-, haciendo de Crítico y de Doctor.
La factura plástica del montaje es espléndida gracias al trabajo de Paco Azorín en la Escenografía (un gigantesco estudio de grabación reconvertido sutilmente en bar, hospital y unos cuantos espacios más por la aparición de elementos que surgen casi por arte de magia…); David Picazo ilumina de forma fascinante cuanto sucede en escena; Ana Garay viste con encanto a los personajes; Sandra Vicente es la maga del sonido, y Arnau Vilà el de la composición musical. Y no quiero olvidarme tampoco de resaltar el trabajo de Asier Eguskitza como coach de dirección orquestal, cuyo trabajo hace más que verosímil que Elejalde, situado frente al público del Valle-Inclán como si este fuera realmente el grueso de la orquesta que dirige Pedro, haga surgir al principio y al final de la pieza los acordes arrebatadores de la música de Chaikovski.
Tragedia y comedia se funden en ‘La Patética’ ante un tema como el de la muerte, ya próxima en el horizonte de Pedro que, hasta exige de su marido, Jon, que pase de las palabras a los hechos esa promesa que, en esos ardorosos momentos de intimidad de la pareja, le dice que “no podría vivir sin ti”. Y, si eso es así, ahora el director de orquesta le pide angustiado que haga realidad esa promesa: “¿qué vas a hacer después de que yo me muera…?”, y que Jon le responda con patético realismo “no lo sé; no lo he pensado…”. “Creí que lo tenías claro -responde Pedro- cuando me dijiste que no podías vivir sin mí…”.
Inspirada libremente en la novela Morir, de Arthur Schnitzler, ‘La patética’ constituye un viaje escénico que bebe tanto de la realidad como de la ficción y en el que se reflexiona y se vive entre la música, la filosofía, la política y la muerte que -como todo en esta vida-, si se encajan con una sonrisa en los labios y cierta dosis de estoicismo, los tragos tienen un menor calado y, más aún, cuando acaban por ser inevitables.
‘La Patética’
Texto y dirección: Miguel del Arco
Reparto: Jimmy Castro, Inma Cuevas, Israel Elejalde, Jesús Noguero, Juan Paños, Manuel Pico y Francisco Reyes
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: David Picazo
Vestuario: Ana Garay
Sonido: Sandra Vicente
Composición musical: Arnau Vilà
Coach de dirección orquestal: Asier Eguskitza
Ayudante de dirección: Pablo Ramos Escola
Ayudante escenografía: Sandra León
Ayudante de iluminación: Daniel Aranda
Ayudante de vestuario: Juan Cruz
Ayudante de sonido: Benigno Moreno
Asistentes en prácticas: Yajaira Barrena, Anna Ďurišíková, Guillermo de la Rosa y Anastasia Shchelkanova
Producción: Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze
Distribución: Caterina Muñoz Luceño
Teatro Valle-Inclán, Madrid
Hasta el 22 de junio de 2025