Y sin darnos cuenta, llegó el final de otro año y el comienzo de una nueva gestión. Sin terminar de sentir el vértigo del 2008 en nuestros estómagos y luego de estar al borde (una vez más) de un enfrentamiento fratricida; luego de cuestionados ejercicios electorales que nos supieron a mucho formalismo y poco resultado (Referéndums por Estatutos y Revocatorio); luego de haber asistido a un espectáculo de sangre y horror en los sucesos de Pando; luego de haber desnudado nuestras terribles diferencias y complejos culturales, étnicos y hasta raciales (elocuentemente vistos en los funestos sucesos de odio racial de Mayo en Sucre); es tiempo de respirar hondo y pensar en el año que comienza, con la esperanza siempre arraigada en nuestros corazones pero con la suficiente madurez ciudadana para poder establecer la realidad lejos de la consigna y el apasionamiento.
Sabemos que el año comienza con varios sucesos importantes para nuestro país como el Referéndum por una Nueva Constitución - nada menos - que teóricamente será el principio de un nuevo Estado, más justo, más inclusivo y liberador. La apuesta responsable no está referida a una preferencia a una u otra opción, sino al mantenimiento de los principios y valores democráticos que tanto sacrificio costaron y ahora se ven seriamente amenazados. La Nueva Constitución, esa que se encuentra blindada, pues recoge aspectos de la Carta de Derechos Humanos, Declaraciones Internacionales de Pueblos Indígenas, Genero y Medio Ambiente; esa que ha dedicado cientos de caracteres a la temática de la Hoja de Coca; esa que no señala el principio de su propia aplicabilidad; seguramente será aprobada con un porcentaje que le permita a sus autores reivindicar su legitimidad, pues esa será la realidad del resultado electoral (con denuncia de fraude o sin ella). Sin embargo un “chenko” legal de nuevas leyes, reglamentos y normativas serán ametrallados en un sistema de “ensayo y error”, sin precedentes en el país. Por tanto el contexto posterior tendrá bastante trabajo para mis respetados amigos abogados, quienes no tendrán motivo de aburrimiento luego de la puesta en marcha de la Ley de Leyes.
El moreno que llega a la Casa Blanca, centra para el mundo la expectativa fundamental para saber por donde irán los tiros a partir del 2009. Lastimosamente, sus aliados de Israel ya anticiparon tareas para la adorable Hillary Clinton, quien debutará con menudo rollo como el que se ha generado en Medio Oriente. Afganistan, Irak, Irán y Palestina seguirán siendo prioridad en la lectura del contexto mundial. Mi buen amigo Franco Gamboa (recién llegado del país del Norte) supo explicarme: “Obama tiene demasiados problemas antes que los que le ha generado Bolivia y su presidente”, por tanto, la agenda bilateral entre ambos países será concebida en un segundo o tercer nivel de prioridad. La abandonada sede diplomática boliviana en Washington, parece que tendrá que seguir pagando el alquiler sin responsable directo que la habite, mientras los temas de narcotráfico serán escrupulosamente registrados en detrimento de nuestro anhelo de reposición de las ventajas comerciales con las que nos beneficiamos como país hasta hace poco.
Cambas y Collas seguiremos inventando la diferencia, inmersos en una campaña electoral (que ya ha comenzado) para “elegir” un nuevo Presidente. Si todo marcha tal cual lo previsto por los inquilinos de la Plaza Murillo, la elección de Evo Morales estaría garantizada y los recursos de las reservas internacionales, servirán para campaña, bonos y rentas. Pese a la anticipada merma de los recursos provenientes de Venezuela – esos que no pasan por registro y control alguno - la “solidaria” presencia de los sujetos del socialismo del Siglo XXI, sumados a la excelente organización de respaldo a los postulados masistas, establecerán la logística electoral que harán de Evo, una vez más Presidente de un pueblo que así seguramente lo querrá (insisto, con denuncia de fraude o no). Las señales de los frágiles esquemas opositores, no muestran síntoma de sorpresa y el óptimo electoral de los mismos será una presencia parlamentaria digna, sin saber cuánto significa ello cuantitativamente. Ojala el pronóstico sea equivocado y logremos mínimos equilibrios, pero necesarios para seguir vislumbrando valores democráticos plenos.
Finalmente, la situación de crisis financiera mundial, nos anticipan un año duro para los “de a pie”, que tendremos que seguir navegando en las aguas de la incertidumbre. Habiendo agotado el insumo simbólico del cambio, con nueva constitución, nueva Corte Suprema, nuevo Contralor, nueva Corte Electoral y con la comprometida situación de nuestra (siempre débil) institucionalidad. Con la ratificación de nuestro Presidente indio, con el desmontaje de la “estructura neoliberal” que nos muestra un Estado fuerte (o gordo), pero que comienza a mostrar señales de ineficacia y corrupción. Con los resultados judiciales rápidos e implacables contra los adversarios (enemigos), pero también con la omisión de investigación o fallos judiciales laxos en los casos que comprometen a los sujetos del régimen (véase La Calancha – Sucre, Contrabando – Cobija o el caso del Clan Terán en el Chaparé).
La demanda de resultados en el bolsillo deberá ser un premisa que nos haga más responsables en nuestra actitud, evaluación y reclamo ciudadano. El año nuevo nos traerá la novedad de la Constitución, pero ya no nos puede engañar con la novedad del régimen y la gestión. Es momento de resultados y esos solamente se miden con los hechos que benefician a los súbditos del Estado, pues luego de tres años, el “margen de duda” no puede seguir siendo el parámetro del rendimiento del gobierno. Superado el vértigo, vuelve la esperanza, pero la incertidumbre también se apodera del mismo corazón.
Por lo pronto, Salud por el año que comienza.