Las 'excepciones' de Picón del Jarama

El centro de atención a menores con trastornos de conducta que más críticas ha acumulado a raíz del informe del Defensor del Pueblo es único en varios aspectos. En primer lugar, es el segundo que más 'ausencias voluntarias definitivas" ha registrado en el último año, con un total de 13. El resto de los centros de la región que facilitaron estos datos al Defensor del Pueblo no registraron ninguna.

A esta cifra habría que sumar las 18 'ausencias voluntarias' con posterior regreso del menor a Picón del Jarama, la cifra más alta de todo el país. Lo habitual, según el informe, es que este dato oscile entre 1 y 8. El centro cuenta con 50 plazas, de las cuales actualmente están ocupadas 42.

En cuanto a los trabajadores, Picón del Jarama registró 48 bajas voluntarias en un año, a las que se añaden nueve despidos, siete bajas por enfermedad y tres bajas psicológicas, cuando en el resto de los centros suelen producirse de 1 a 5, según el documento. El informe señala también que en el centro de Tetuán, hoy clausurado y cuyos menores fueron trasladados a Picón, la media de estancia de los trabajadores era de 1 a 3 meses.

Además, este centro fue, según el informe, el único que negó al Defensor del Pueblo la posibilidad de entrevistarse con los internos. Esto ocurrió en una segunda visita que la institución realizó a Picón del Jarama tras el suicidio, en diciembre, de un menor. Una decisión que, según el informe, se tomó "de común acuerdo con la persona responsable de la coordinación de centros de la Comunidad de Madrid" y que fue puesta en conocimiento de la Fiscalía por "entorpecer el trabajo" de la institución.

Menores "muy descontentos"
Según recoge el documento, los menores entrevistados se mostraron "muy descontentos" con el centro, cuya tarifa por plaza ocupada y día (86,93 euros) es, según figura en el informe, la más baja de todos los centros de la región. Además de la "agresividad" del personal y la "cotidianeidad" de las contenciones físicas, denunciaron algunos procedimientos internos, como el cierre de las habitaciones durante la siesta y la noche, lo que condiciona su salida al lavabo al hecho de que el educador les oiga. Este último extremo, según el documento, fue negado por la dirección del centro.

El edificio, en cuyo mobiliario apreció el Defensor del Pueblo algunas deficiencias —por ejemplo, la utilización de cajas de cartón como mesillas de noche o la ausencia de puertas en algunos armarios—, sufrió una reforma estructural de sus dos edificios mientras se encontraba en funcionamiento. de hecho, las zonas al aire libre, como la piscina, se encuentran en estos momentos en obras.