Recicla o rebota

Magnífica información la publicada por Madridiario sobre el reciclado y sus misterios. Que son muchos, todo hay que decirlo. Porque uno va por la mañana con prisa, que si no, menudas reflexiones nos tocaría hacer ante el reto del cubo en blanco, o en amarillo. Qué hacer con las bombillas fundidas, ¿al vidrio o a los restos? ¿Y con los clinex mocosos? ¿Si los papeles de envolver la pescadilla van al cubo convencional porque es papel pero está sucio, dónde debo poner la bandeja de poliespan donde venían los filetes de añojo?

La cosa se agrava porque lo que hasta ahora era una cuestión de buena voluntad y deseo de contribuir con el cuidado del medio ambiente, se va a convertir de ahora en adelante en una obligación que, en caso de no cumplirse, lleva aparejada su correspondiente multa. Que así lo dice la nueva ordenanza de limpieza urbana, recién aprobada por las autoridades municipales. Las normas para reciclar con modo pueden encontrarse en internet, pero no crean que es fácil; ni mucho menos. Al contenedor de papel y cartón van, como su propio nombre indica, los papeles y cartones. Pero no cuando están sucios: entonces van al cubo de residuos orgánicos. Y tampoco pueden echarse en él las servilletas de papel usadas. Ni otros artículos realizados con celulosa si están sucios. Y las cajas de cartón deben ir dobladas, para ocupar menos.

Igual pasa con el contenedor de vidrio: cuidadito con meter allí una ventana que se nos haya roto; no es el sitio. Ni tampoco los restos de un vaso que se ha hecho añicos -a pesar de que la lógica indica lo contrario-. En cuanto a los envases: ¿todos los plásticos van a este contenedor? Noooo; una percha rota no debe ponerse en él. Lo dicho: que hace falta un master en basurología para acertar. Lo malo es que, a la vista de las sanciones que se nos vienen encima, no va a quedar más remedio que ponerse al día y resolver las dudas. Pero no estaría de más que se realizaran campañas de formación y se habilitara algún teléfono -gratuito, por favor- para poder consultar las dudas. Porque si no, nos pasará lo que contaba aquella simpática Cybercelia de un programa infantil de hace unos años: "Recicla o rebota". Rebotar es lo que haremos como nos caiga una multa-basura de las que acaba de institucionalizar la concejal Ana Botella.