Un centenar de personas se reunieron el domingo en una concentración para celebrar el Dïa Internacional de la Mujer y reivindicar el derecho al aborto entre otras cuestiones. En la reunión se leyó un manifiesto que incidía en el derecho "ser libres, decidir sobre nuestros propios cuerpos, nuestro placer y nuestra propia vida".
Convocadas por a Asamblea de Mujeres de Cantabria y la Asociación de Mujeres 'Consuelo Bergés', las personas congregadas protestaron contra la violencia de género y pidieron que se deroguen los acuerdos con la Santa Sede ante la "insufrible interferencia de la jerarquía católica en los asuntos públicos", y en especial en lo relacionado con los derechos de las mujeres y la sexualidad.
El acto contó con numerosos representantes sociales y sindicales y con las diputadas socialistas en el Parlamento de Cantabria Susana Mediavilla y Ruth Carrasco, el coordinador regional de Izquierda Unida, Jorge Crespo o la secretaria de Mujer de Comisiones Obreras, Yolanda Castillo entre otros.
En declaraciones a los periodistas, Ana Bolado, de la Asamblea de Mujeres de Cantabria, alertó sobre la posibilidad de que haya "retrocesos" en la lucha por la igualdad a causa de la crisis económica, "que no hemos creado para nada las mujeres y que seguramente somos las que más la vamos a sufrir".
Por su parte, María Ángeles Ruiz Tagle, de la Asociación 'Consuelo Bergés' consideró que la crisis económica supondrá un cambio de modelo hacia "otro mundo posible" que, apuntó, no lo será "si no estamos las mujeres".
Manifiesto
Durante la concentración, se leyó un manifiesto en el que se invitaba a reflexionar sobre las actitudes intolerantes por motivos religiosos o políticos y sobre las discriminaciones por raza, etnia, nacionalidad o género. Reclamaron que los acuerdos firmados por el Estado Español y la Santa Sede sean "urgentemente derogados", pues "en los últimos años se ha vuelto insufrible la interferencia de la jerarquía católica en los asuntos públicos, especialmente en todo aquello que tiene que ver con los derechos de las mujeres y la sexualidad".
Asimismo, sostienen que el laicismo "es el único marco capaz de garantizar la convivencia de personas que tienen ideas y creencias diferentes en una sociedad plural" al defender "que no se puede discriminar ni molestar a nadie por motivos religiosos".
La propuesta que formulan las organizaciones feministas se fundamenta en el principio ético "del respeto a la autonomía y capacidad moral de las mujeres para formular y emitir" sus propios juicios, tomar decisiones y actuar "sobre los muy distintos dilemas que se pueden presentar" en su vida, entre ellos la maternidad.
"Es precisamente este respeto a la decisión de la mujer lo que hace del aborto un derecho y nunca una imposición. No obliga a nadie, pero quien legisla debe garantizar que quien decide abortar pueda realizarlo, y se deben excluir de las políticas públicas visiones confesionales que tratan de imponer sus creencias incluso a aquellas personas que no comparten dichas convicciones", señalaron.
En su opinión, el derecho a la autonomía de la mujer se hace efectivo cuando las mujeres tienen "posibilidades reales" de poner en práctica las decisiones que adoptan y de disponer de medios y servicios que permitan llevarlas a cabo.