La responsabilidad de Quintás

Algunos responsables de ésto que llamamos sistema financiero deberían irse a casa, rojos de vergüenza, sonrojados, después del desaguisado en que nos han metido. Algunos presidentes de bancos y cajas deberían marcharse. Otros por menos, como Mario Conde, Enrique Lasarte, y Rafael Pérez Escolar, acabaron en la cárcel porque el desaguisado que montaron a punto estuvo de mandar al carajo a uno de los grandes bancos del país. Ahora estamos mas o menos en la misma situación sólo que siempre hay quien hace de abogado del diablo y sale en su defensa. A esos no sirve con mandarles a la cárcel o pedirles la jubilación. A esos hay que pedirles responsabilidades políticas porque sus cargos de representatividad del sector así lo requiere.

   Este martes, Juan Ramón Quintás, el presidente de la CECA, la Confederación Española de Cajas de Ahorro,  en lugar de reconocer ante los representantes de los ciudadanos, los máximos exponentes de la soberanía nacional,  los graves errores cometidos por el sector que le han llevado a una situación límite con una solución dramática como es la de las fusiones cuando no la intervención estatal,  se dedica a echar un tirón de orejas a los políticos y ciudadanos por haberse permitido tantas alegrías crediticias durante estos últimos años, "alegrías, según Quintás, que ha llevado al sector al colapso", como si las cajas y bancos no tuvieran unos departamentos de riesgos que en lugar de trabajar, se han dedicado a mirar para otro lado por aquello de la competencia. ¿O es que nos olvidamos que la gran mayoría de las cajas han dado préstamos y créditos a personas incluidas en los ficheros de morosidad y declaradas "dudosos" por parte del Banco de España?.

   Juan Ramón Quintás traza un panorama muy sombrío sobre la  economía española, y pide la intervención directa del Estado y no del Fondo de Garantía de Depósitos para sacarnos de esta. Quintás vuelve al viejo lloro empresarial de  pedir que "papá Estado" acuda en las duras a salvar a un sector que se ha forrado con beneficios de escándalo durante años, y que ahora pretende ahogar la actividad económica a base de negar el pan y la sal simplemente porque no tienen ni pan ni sal para dar. Son como los decorados cinematográficos: todo cartón, sólo apariencias, nada que ver con la realidad.

   Vamonós de puente los que puedan, que, al parecer van a ser muchos, que todavía hay incautos a los que representa el señor Quintás, que siguen prestando aunque sea al 14% para que nos vayamos a la playa. Aquí hay mucho irresponsable. Pero luego no vengan al Congreso a pedir a los demás, a los que estamos con el agua al cuello intentando salir de esta, que soltemos el poco dinero que tenemos para ayudarles.