El Ministro Coordinador de Política Económica acusó a la banca privada de no estar cumpliendo su función, pues “no están entregando crédito para nada”. Mencionó una reunión entre los banqueros y el presidente Correa, donde se acordó que “por cada dólar de depósito los banqueros entreguen un dólar de crédito... y no lo están dando, ellos está incumpliendo el acuerdo de manera flagrante”.
La banca privada “no estaría cumpliendo con su función”, advirtió, pues algunos bancos que “han retirado las posibilidades de sobregiro a sus clientes, han retirado el crédito a la vivienda, al crédito productivo”. Y, además, les responsabilizó de no poder tener empleo nuevamente y de que “la crisis sea más profunda”.
Los clientes de la banca saben, además, que algunos cajeros cobran $1,25 por cada retiro y que un pago por internet le cuesta ahora $0,25.
Y que también han sido modificados, para su perjuicio, las tarifas de alquiler de casilleros de seguridad, la entrega de estados de
cuenta a domicilio. Luego de asumir el control absoluto de la Superintendencia, pareciera que el Gobierno no ha podido “domar” a los banqueros.
¿Alguien recuerda aún los duros calificativos que recibió el Superintendente de Banco, nombrado por el último Congreso? ¿Acaso no se le culpó de las altas las tasas de interés y los altos cobros por los servicios bancarios y por insuficiente volumen de créditos y sus altos intereses? Históricamente ni el voluntarismo y menos el mesianismo han servido para algo cuando de economía se trata. Ecuador, por supuesto, no es una excepción.