"La resolución no introducirá ningún tipo de condición", explicó el canciller ecuatoriano. La medida consensuada comporta, añadió, "el reingreso total y la abolición de los términos que supuso la exclusión [de Cuba] en 1962".
El ex presidente de la República de Cuba, que encabezó la revolución que derrocó al dictador Fulgencio Batista, declaró recientemente que su país no aceptaría jamás regresar a la organización, con sede en Washington, a la que acusa de cómplice de la política intervencionista de EEUU en América Latina.
Tras conocerse la decisión de los miembros de la OEA, EEUU ha advertido que el regreso de Cuba dependerá del respeto del régimen cubano a los principios democráticos y los derechos humanos, según ha dicho un portavoz del departamento de Estado estadounidense.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, había declarado, poco antes de abandonar la sede del encuentro, que "no había consenso" entre los países participantes para revocar la resolución excluyente.
Clinton intentó condicionar un eventual regreso de La Habana a la OEA al cumplimiento de los principios y valores democráticos y de derechos humanos por los que se rige el organismo, sin éxito.
La aplicación estricta de ese rasero habría supuesto la expulsión de EEUU del organismo de tener en cuenta la participación de sucesivos gobiernos de ese país en la instauración de regímenes totalitarios y la financiación de movimientos subversivos en Chile, Argentina y Nicaragua, por citar algunos ejemplos.
Zelaya, en su discurso inaugural, señaló que los países miembros de la OEA no pueden irse de la Asamblea "sin reparar la infamia contra un pueblo al que la gran democracia americana, basándose en esta resolución [de 1962], ha mantenido cercado con un bloqueo inútil", en referencia al embargo impuesto por EEUU a Cuba.