Aguirre lanza el órdago de arrebatar más municipios al PSM

Este lunes, la presidenta reunía a puerta cerrada a su Comité Ejecutivo Regional, del que forman parte los presidentes de las agrupaciones populares locales en los municipios y de los distritos. Allí estaban desde el alcalaíno Bartolomé González, pasando por el roceño Bonifacio de Santiago al mostoleño Esteban Parro, además del vicealcalde de Madrid Manuel Cobo. Junto a ellos, flanqueando a la presidenta, Francisco Granados como secretario general y Gádor Ongil, la directora de la campaña electoral europea.

A todos los presentes Aguirre les dio las gracias por haber realizado una campaña electoral que, a pesar de estar enturbiada por los cruces de denuncias por los casos Gürtel, Fundescam, Parla o Leganés, calificó de "modélica". Pero las palmadas en la espalda duraron poco. La presidenta, poco amiga de complacencias, tocó a rebato y advirtió que de ninguna manera se debe caer en el incorformismo: en 2011, la posición del PP debe pasar de hegemónica a de total dominio frente a las esperanzas de renovación del socialismo de Madrid.

Tomar lo mejor de cada PP
Superar el resultado histórico de las autonómicas de 2007 (el PP regional sumó 200.000 votos más y el PSOE perdió 110.000) y ser "el favorito de los madrileños" en los 179 municipios de la Comunidad es difícil pero no imposible para Aguirre. De hecho, además de seguir con la estrategia del "pico y pala", de estar continuamente en la calle, la dirigente dio a los suyos votra receta más: copiar lo mejor del resto de representaciones regionales del Partido Popular.

Entre ellas, según las fuentes consultadas por Madridiario, citó Aguirre el PP de Extremadura, donde el recién llegado —y desconocido— José Antonio Monago ha logrado invertir la tendencia a la baja del PP y recortar a la mitad la distancia que le separaba del PSOE. Eso, además de ganar en todas las poblaciones de menos de 25.000 habitantes en las europeas y de apuntar a la conquista de las grandes ciudades como Cáceres, Mérida o Plasencia. Ese es el tipo de esfuerzo que quiere la presidenta aprovechando el debate interno abierto en el Partido Socialista de Madrid.

Precisamente, porque las aguas se han revuelto en el socialismo madrileño, uno de sus históricos, el ex alcalde de la capital Juan Barranco, exigía un cierre de filas y un apoyo incondicional al proyecto que, hecha la autocrítica, lidera Tomás Gómez de cara a las elecciones de 2011. Esta sería la única forma de aguantar la ofensiva popular.