Caja Madrid tiene, a pesar del conflicto desatado por el control de la entidad, los resultados oficiales, aprobados y firmados para 2008. Este lunes, la Asamblea General de la caja aprobó por mayoría absoluta -con un voto en contra y una abstención- las cuentas anuales y el informe de gestión de la entidad y de su grupo en 2008.
A pesar de la convulsión permanente en la que vive la cuarta entidad del país y de los zarandeos políticos y sindicales, el muy pronto saliente
Miguel Blesa despachó la Asamblea como un paseo militar y logró un respaldo unánime a su gestión. Según las cuentas, se obtuvo un
beneficio atribuido consolidado de 840 millones de euros. Sin tener en cuenta el efecto de los ingresos extraordinarios de la venta de la participación de Endesa en 2007, el beneficio atribuido recurrente de 2008 ascendió a 960,8 millones, lo que supone
un 5,6% más a pesar de la crisis económica.
La de este lunes pudo ser la penúltima satisfacción que Caja Madrid dio a Blesa, que una vez comience el proceso de renovación de órganos tendrá su abandono cada día más cerca. El pacto alcanzado entre
PP,
IU y la federación estatal de banca de CCOO,
Comfia, ha acabado con las posibilidades de que siga. Ahora bien, con el Partido Socialista de Madrid, y CCOO y UGT a nivel regional tampoco le habría ido mejor, ya que todos admitían que la presidencia debía renovarse.
Sindicatos y partidos, a la gresca
La aprobación de las cuentas no supone que la caja vaya a convertirse en una balsa de aceite.
En un comunicado conjunto, los secretarios generales de CCOO y UGT,
Javier López y
José Ricardo Martínez han reclamado una "despolitización" de la entidad para sus futuras elecciones y han renegado del pacto del que ambos se han quedado fuera. Molestos por ello, y por lo que creen un reparto de la tajada, exigen buscar "un nuevo consenso" que permita despejar el presente y futuro de la entidad "con un compromiso por su profesionalidad, la estabilización de sus órganos y el
blindaje de su independencia del poder político".
Al contrario que ellos
Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños, ya ha sido invitado al acuerdo PP-IU-Comfia por la coalición que en Madrid encabeza
Gregorio Gordo, pero el resultado no ha sido el esperado. El PSM está decidido a no hacerle el juego a Esperanza Aguirre, a favor de quien se ha inclinado la balanza de poder en Caja Madrid, y por eso desprecia la invitación hasta que IU reconsidere la "pinza" que ha hecho junto al PP. Gómez ha visto como IU le ganaba por la mano en una negociación en la que creía llevar la delantera, pero la coalición, a pesar de ello, le invitó este lunes a reflexionar y a que "las izquierdas encuentren en la propuesta política las razones de la acción unitaria".
Al menos, y a la espera de lo que pase con los acuerdos, Caja Madrid ya ha olvidado con la última Asamblea el
fantasma más o menos probable de que el Banco de España procediese a su
intervención si no aprobaba sus cuentas en tiempo y forma.