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¿Y Teleamazonas?

¿Y Teleamazonas?

jueves 25 de junio de 2009, 16:42h

Es vana la prudencia periodística ante un trastornado mental y desbocado; hace parecer cordura su locura.

Ni el “lindo canal” se defiende ya: su programa principal de opinión dominical, Día 7 -el único ahora cuando antes hubo hasta cinco en esa barra matinal- destinó el 21 de junio dos minutos de 60 disponibles a su caso, considerado con razón por ellos mismos emblemático de un derecho vital: la libertad de expresión.

Dedicó solo un minuto al tema que hiede a ñoña: el del ñaño. Sintomático. Revelador. Desalentador. Comprensible. Pero equivocado. Evidentemente, desde que se amañaron más expedientes contra Teleamazonas en el Conartel, su mayor generador de opinión, Jorge Ortiz García, ha moderado la crítica, extremado la cautela y afinado sus herramientas hasta ridiculizar entre sonrisas al incondicional correísta Panchana, desvirtuando con Registro Oficial en mano, sus ataques al ex presidente Durán-Ballén.

Actitud mesurada con sus invitados la de Jorge y delicada con su canal, más todavía si los ilegales procesos que se le siguen no son por afirmaciones suyas.
Así dirá el Gobierno que no censura opinión sino que exige “responder por la información…”.

¡Ajá! Es decir, solo el desbocado de Carondelet puede abrir su bocota impunemente, a pesar incluso del sagaz consejo de su hermano, sin antes verificar, como exige la Constitución, lo que informa. Por eso afirmó que mi hermano -se llama Edmundo- fue nombrado por Bucaram para un cargo del BID cuando yo era Ministro de Turismo. Como Correa mismo admitió en la insultadera sabatina de junio 6, está loco, y a su juicio, lo ha estado desde chiquito. ¡Solo así se explicaría que Bucaram nombre funcionarios en el gobierno de Durán-Ballén!

El representante en el BID fui yo, no mi hermano. Y me postuló Eduardo Aninat, ministro de Finanzas de Chile, por pedido de su par ecuatoriano, Pablo Concha, por supuesto, con la anuencia de Bucaram. Es como si yo sostuviera hoy que Rafael y no Fabricio es quien celebra contratos con el Estado, lo cual, de paso sea dicho, bien pudo restringirlo si al asumir como Presidente decretaba lo que hizo al apuro y mal, recién el sábado pasado. ¿O no sabía que su hermano, un hombre de negocios, contrataba con el Estado? Puso las tranqueras cuando ya se fueron los caballos.

O las deja para los poco listos: prohibidas las cortinas, las empresas creadas en Panamá, las adjudicaciones directas, la competencia ficticia. En nada de eso profundizó Teleamazonas estos días como antes hizo con los implicados en las FARC o los sociolistos que no pagan Impuesto a la Renta. Igual los cerrarán. 

Algunos creen que la clausura será catalizadora para una oposición organizada y depurada. Ilusos. En Guayaquil están por tomarse las exitosas fundaciones y nada pasa. Replegarse no frena el totalitarismo; lo consolida. Y eso que el todopoderoso advierte que “buitres sobrevuelan su cabeza”. Esas aves apetecen solo carroña. ¿Se pudrirá solito? Es suicida apostar a eso.

*artículo tomado de diario El Comercio.

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