El anunciado cierre de la central nuclear de Garoña es, aparte el perjuicio innecesario que se crea a los trabajadores y sus familias, un despropósito conceptual y estratégico, una mera imposición de prejuicios no tanto políticos como de propaganda política sobre la racionalidad económica y energética. Parece inútil repetir una y otra vez la evidencia científica de que la producción de energía nuclear no sólo es la más económica sino que también es la más segura y limpia en todos los aspectos. No está muy claro si es el Gobierno, o personalmente Rodríguez Zapatero, el que ha decidido apostar por la manipulación política de los miedos y prejuicios en busca de bien retribuidos apoyos y de los votos de algunos cestos marginales pero útiles.
La realidad es cruel, pero no puede ocultarse: este Gobierno ha perdido el control de la economía y abierto un escenario ominoso para las empresas y para el trabajo, y desde luego para la seguridad de las prestaciones sociales, incluidas las pensiones. Si desde el lado empresarial se dice abiertamente que, tras la última remodelación ministerial, la gestión de la economía ha caído bajo mínimos, los sindicatos sencillamente no se entienden con los asesores económicos del presidente, en cuyas manos ha dejado por entero la vicepresidenta Salgado el poco menos que inexistente diálogo social. En la semana que termina todo ha ido a peor, se han roto los últimos puentes y la conflictividad se acerca en el horizonte.
Naturalmente que, pese a todo ello, Rodríguez Zapatero y los sindicatos juegan una partida con naipes marcados, porque el presidente sabe que necesita mantener el respaldo político de los sindicatos y estos son conscientes de que no es fácil una opción mejor que el actual inquilino de La Moncloa, por su abierta inclinación a poner los intereses políticos a corto por delante de la racionalidad y del interés general.
¿Y cómo evoluciona la economía? Según el más reciente boletín del Banco de España, las tendencias contractivas de la economía española se prolongaron durante el segundo trimestre del año, aunque a un ritmo "menos intenso" que en el trimestre anterior. Los indicadores más recientes del mercado de trabajo confirman una moderación en el ritmo de ajuste del mercado laboral. En concreto, la economía española se contrajo un 3% en tasa interanual en el primer trimestre del año y un 1,9% en tasa inter-trimestral. Según el banco emisor, los indicadores relativos a la inversión en bienes de equipo siguen apuntando a una "continuación de la evolución desfavorable", mientras que la inversión en construcción parece apuntar a una "moderada ralentización" en el ritmo de "acusada contracción" de los trimestres previos.
Por lo que respecta al turismo, el Banco de España asegura que la última información disponible continúa configurando un panorama de debilidad, tal y como se puede ver en los datos de afluencia turística, con las caídas más significativas en los turismos británico, alemán y francés. Por su parte, los indicadores de la actividad industrial muestran una moderación de su comportamiento negativo de los meses previos, mientras que, en el caso de los servicios, se observan algunos indicios de estabilización de la pérdida de dinamismo mostrada en periodos anteriores.
En cuanto al conjunto del mercado de trabajo, los indicadores más recientes apuntan a una "prolongación del proceso de ajuste" del empleo observado en el primer trimestre del año, aunque con intensidad progresivamente atenuada. En lo financiero, apunta cierta desaceleración de la deuda de los hogares y las sociedades, al tiempo que apenas varió el ritmo de expansión de los activos más líquidos de las familias y las empresas. Además, el Banco de España aprecia alguna mejoría en las condiciones de liquidez y una recuperación de las emisiones de deuda corporativa no financiera de alta calificación crediticia, aunque en la última semana este optimismo se ha moderado
Por lo demás, la última semana hace inevitable volver, en el capítulo de “culebrones”, sobre la venta de la filial argentina de Repsol YPF, que se superpone ahora con las nuevas condiciones derivadas del revolcón propinado en las urnas por los argentinos a la impresentable dinastía Kitchner. La Caixa y Sacyr obtendrían miles de millones de euros de liquidez, lo que facilitaría dividendos y operaciones financieras en curso. Sacyr podría encarrillar el abandono ordenado del proyecto energético, y La Caixa podría ver subir las acciones de Repsol y por tanto las de Criteria. Todos contentos en la medida en que se pierda de vista a YPF. Habrá que contar esta apasionante historia en todos sus detalles y protagonistas.