El Arzobispado de Madrid subrayó este lunes que la actividad de servicio social que se venía ofreciendo en la Parroquia de San Carlos Borromeo, situada en Entrevías, "no sólo no se ve afectada lo más mínimo, sino que queda reforzada con el apoyo y la ayuda que recibirá de Cáritas Diocesana de Madrid".
A través de un comunicado recuerda que, según las decisiones tomadas en 1985 por el Arzobispado de Madrid, esta parroquia fue eximida de las responsabilidades pastorales en relación a los fieles del territorio y ha estado orientada, cada vez más, exclusivamente a la atención y el servicio en el ámbito de la marginación social, especialmente de adolescentes, jóvenes e inmigrantes.
Actualmente, aclara, el Arzobispado de Madrid ha procedido, "con el parecer favorable unánime del Consejo Presbiteral, y buscando siempre el mejor servicio social que desde esa parroquia se venía prestando, al destinar las instalaciones de dicha parroquia para un Centro dirigido por Cáritas Madrid, con el fin de mantener y potenciar del modo debido el servicio a los pobres". Asimismo, apunta que a los sacerdotes de la parroquia se les ha pedido que continúen asumiendo las tareas de acogida, educación y atención social que se vienen prestando desde este lugar.
El Arzibispado aclara además que los feligreses del territorio, que de hecho ya venían siendo atendidos en las parroquias limítrofes, quedan incorporados canónicamente a las parroquias de San Francisco de Paula y de Santa Eulalia de Mérida. "Con estas medidas de organización pastoral se da forma jurídica a lo establecido desde 1985 en relación a la hasta ahora Parroquia de San Carlos Borromeo", plantea. La parroquia de San Carlos Borromeo, pertenecía a la Vicaría IV de la Archidiócesis de Madrid.
Estas explicaciones del Arzobispado son consecuencia de las informaciones aparecidas este lunes en la prensa. En ellas se les acusa de cerrar la iglesia por considerar que la liturgia y la catequesis no están homologadas, ya que los curas usan ropa de calle y no visten el hábito para dar misa o celebran la eucaristía repartiendo rosquillas en lugar de hostias.
"Nos han dicho que socialmente estamos muy bien, pero que en cuestiones de liturgia y catequesis no", afirma Enrique de Castro, uno de los curas de esta parroquia, en declaraciones al diario El País.
La parroquia de San Carlos Borromeo, que lleva funcionando 26años, es además la sede de la Escuela de Marginación y de la asociación Madres contra la Droga, cuya presidenta, en posesión de las llaves de la iglesia desde este domingo cuando se las entregaron los propios curas, no está dispuesta, al igual que los párrocos, a acatar la decisión del Arzobispado.
Los curas de San Carlos Borromeo, que han convocado para este martes una rueda de prensa para explicar los motivos de su decisión de permanecer donde están, se preguntan "¿por qué el Obispo no cree en nuestra fe? cuando Evangelio literalmente significa 'buena noticia' y eso hemos ido experimentando".
Desde su convicción justifican su forma de liturgia en la necesidad de ser cercanos a sus feligreses y destacan que allí "han nacido grupos como el de las Madres, Traperos de Emaus, Coordinadora de Barrios, Escuela sobre Marginación, Fundación Raices...".
"En torno a ella -argumentan- nos hemos ido encontrando personas de muy distinta clase y condición: chavales de la calle, empresarios, madres, políticos, insumisos, jueces, inmigrantes, colectivos sociales y de iglesia, agnósticos y ateos y creyentes de distinta confesión".
Advierten de que seguirán "adelante" y dejan claro que "los movimientos sociales que se han reunido en la parroquia, los parroquianos, las personas de otros cultos, las que no se definen en torno a ninguno, y todas aquellas personas que durante años han hecho uso de la hospitalidad de los curas de Entrevías apoyarán esta decisión de resistencia".