www.diariocritico.com

Columna de Gema Lendoiro

Aznar... el cuerpo

Aznar... el cuerpo

martes 28 de julio de 2009, 11:44h
En esta vida, o se tienen las cosas claras, o mejor no pronunciarse. Mucho menos por escrito. Cuando yo empecé a escribir esta columna, hace tres años, Aznar ya andaba por las Américas dando conferencias. Poco se dejaba ver, así que pocas oportunidades me daba para despojar mi verborrea sobre él. Pero como la vida no siempre es injusta, en mi disparadero siempre se han mantenido fieles Sarkozy, Berlusconi y, desde hace poco, Obama.

Que el poder se rodea de cierta erótica tiene una parte muy verdadera (creo que viene de la época de las cavernas aunque no estoy muy segura), aunque yo, particularmente, encuentro más atractivo un policía nacional que va en moto (supongo que por las botas). Me temo que tengo algo de los Village People pero en hetero. Sin embargo no todos los que tienen poder resultan eróticos ni muchísimo menos los eróticos tienen siempre poder. Es lo de siempre: todo no se puede.

Nunca en mi vida, y pongo a Dios por testigo, hubiera yo imaginado que mis pupilas se posarían con ahínco en el torso desnudo y esculpido cual tableta de Toblerone y moreno y reluciente de José María Aznar. Estoy a punto de tener un ataque de nervios. Mi cabeza está en lucha permanente con mis instintos desde el primer instante que vi la instantánea en Cerdeña del ex presidente. Encima en dicha foto va acompañado de su nieto pequeño que sale de culo enseñando el pañal...y con manguitos. La instantánea no puede ser más cruel.
No sé si me entienden. Es una dicotomía enorme. Tu cabeza te dice: “no te puede gustar. Por mucho músculo que tenga, ¡es José María Aznar!, es el anti morbo, es el anti hombre, es el hombre ventrílocuo” Es como si viene el rumano que te repara la lavadora y ves que, efectivamente, está muy bueno, pero lleva unos tatuajes de la Virgen María que le cubren el torso y parte de la espalda y unos cadenones de oro no se sabe muy bien de dónde, colgadicos de su cuello sudoroso; y entonces por unos segundos se te nubla la vista pero recuperas la cordura en cuanto te dice, son doscientos euros, señora. Por arreglarte el tubo que desagua…

Pero una claudica con el paso del tiempo que es inexorable y aquí me tienen, pasmada viendo el cuerpazo que se le ha quedado al ex presidente de nuestro ejecutivo. Me sabe fatal reconocerlo pero, la verdad, es que se ha puesto estupendo. Dios mío, ¿qué me estará pasando? ¿Será el calor? Necesito un Lexatin urgentemente. Esto, a mí, no me puede pasar
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios