“La idea merece ser analizada y discutida a fondo, quizá incluso sea una idea con algunos perfiles útiles, pero no es momento ni de hablar de ella hasta que se haya resuelto lo principal, que es la salida de Miguel Blesa del insólito bunker en el que se ha encerrado contra el sentido común, la ética y la estética”. Con esta claridad y dureza nos lo explica uno de los máximos responsables del PP en el ámbito económico. La firmeza empleada por Núñez Feijóo para rechazar una fusión precipitada, indica que, en este enredo de Caja Madrid, la presidenta Aguirre y el ahora fortalecido líder nacional del partido, Mariano Rajoy, juegan en el mismo bando, ya que Núñez Feijoo es hombre de la más estrecha confianza política y amistad personal de Rajoy.
A estas horas, en el PP prevalece el criterio de que todo este asunto debe desarrollarse por sus pasos y fases. El deterioro de la etapa presidencial de Blesa tiene perfiles serios, y no sólo por los raros manejos en el Consejo, la ineficacia ante operaciones industriales estratégicas para la Comunidad de Madrid, y el extraño diseño de ciertas operaciones que afortunadamente se detuvieron a tiempo, sino que ha llegado a las oficinas, hasta el punto de que encuestas recientes indican que los impositores de Caja Madrid dan altos niveles de insatisfacción, lo que nunca había sucedido antes, según reconocen a Diariocrítico fuentes solventes de la propia entidad.
Lo mismo en el Gobierno regional de Madrid que en la dirección nacional del PP se subraya que Caja Madrid, por su importancia actual y por sus posibilidades estratégicas de futuro, necesita un presidente de nivel, fiable y comprometido con proyectos de envergadura. Sólo a partir de ese listón podrá hablarse de operaciones más ambiciosas. Ahí es donde juegan los tres nombres citados ayer en las referencias periodísticas, esto es, Rodrigo Rato, Manuel Pizarro y Luis de Guindos, tres personas no sólo de altísimo nivel sino esencialmente serios y fiables. Dice Núñez Feijoo que no habría vía libre para una operación que pusiera Caixa Galicia fuera del control supervisor del Gobierno de Galicia. Y tiene razón, nos dice un miembro del Consejo de Caja Madrid, “pero es que eso era lo que precisamente pretendía Miguel Blesa en el espacio que detenta, esto es, poner Caja Madrid fuera del control supervisor del Gobierno de Madrid”.
¿Está pues definitivamente muerta esa macro-fusión transversal de Cajas? No para siempre, pero es cierto que, por ahora, faltan los protagonistas y las condiciones objetivas para llevarla a cabo. El consenso general, en prácticamente todos los puntos sondeados por Diariocrítico, es que hay que caminar por los pasos y que el primer paso consiste en que la Comunidad de Madrid ejerza sus responsabilidades y dote a Caja Madrid de un presidente a la altura de las circunstancias, las posibilidades y los proyectos. Todo lo demás, después.
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