Zapatero aseguraba en la legislatura pasada que bajar impuestos era de izquierdas. Si ahora quiere subirlos, ¿es entonces una medida de derechas? Ni lo uno ni lo otro. Más bien, se da otro anuncio de este Gobierno que se mueve según sople el viento, con medidas cortoplacistas y globos sonda con poca incidencia en la economía estructural.
El Ejecutivo socialista decidió ante las últimas elecciones que su medida estrella en el terreno impositivo sería la deducción de los 400 euros en el IRPF y la rebaja en el Impuesto de Sociedades. Todavía era el momento en el que el Gobierno presumía de cuentas públicas sólidas, en números verdes. Aunque muchos economistas avisaron al Gobierno de que era momento de guardar para cuando llegaran las vacas flacas.
La medida de los 400 euros, con un coste de 6.000 millones de euros, se ha mostrado ineficiente para estimular la economía. O al menos, más ineficiente que otras potenciales inversiones a las que ha tenido que renunciar el sector público.
Si bajar los impuestos es de izquierdas y aumentar el gasto público en tiempo de crisis también lo es, mal se pueden cuadrar las cuentas públicas. Además, si la reducción de la actividad económica provoca una menor recaudación de impuestos nos encontramos ante el colapso. Así que Zapatero rectifica y cree que se debe recaudar más.
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Son demasiados los gastos. Las prestaciones por desempleo probablemente van a costar al Estado 30.000 millones de euros, una cifra brutal para cualquier país y que además va en aumento por el número de parados y por los nuevos subsidios. Los compromisos en la financiación autonómica y de inversiones públicas, también, van a disparar aún más el déficit.
La idea de Zapatero se encamina, parece, en gravar más los capitales y dar marcha atrás en la deducción de los 400 euros. Puede ser un paso. Pero no deja de ser un parche. Con el déficit camino del 10% del PIB se muestra urgente replantearse el sistema impositivo (sin olvidar el rigor en el gasto). Aunque en el programa electoral de 2004, por obra de Miguel Sebastián, se proponía una gran reforma del IRPF (con tipo único) para disuadir al fraude, parece que las grandes modificaciones quedaron en el baúl de los recuerdos.
Pues es el momento de plantearse cómo se puede recaudar más, recortando, sobre todo, espacio al gran fraude, y fomentando la atracción de capitales. ¿Por qué ZP ha renunciado a las grandes reflexiones?
En el corto plazo, además de lo anunciado por el Gobierno, lo más lógico sería subir el tipo del IVA. Aunque se corra el riesgo de retraer algo el consumo, en estos momentos no existe un alto riesgo de inflación como en anteriores ocasiones y existe espacio para una subida que nos sitúe en convergencia con los demás países europeos.
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