La única forma de saber si la Constitución fue modificada después de su aprobación por la Asamblea es cotejar el texto aprobado el 24 de julio de 2008 -último día de sesiones- con el sometido posteriormente a referéndum.
Aparentemente, pese a haberse discutido con anterioridad el preámbulo y el “Régimen de Transición”, la Constitución no los incluía y ambos textos fueron incorporados en forma posterior a la sesión en que se aprobó el documento “final”. Quizás por eso la versión oficial publicada en el Registro Oficial 449 de octubre 20 de 2008, difería de la versión de uno de los sistemas informáticos legales que originalmente no contenía el Régimen de Transición.
De no ser la Constitución que votó el pueblo, la misma aprobada por la Asamblea, la consulta se encontraría viciada de nulidad Es claro que los “errores” señalados no pueden ser “subsanados” como ingenuamente parecen creer los miembros del Gobierno.
Sagués lo explica claramente: “Es notorio que si la Constituyente clausuró sus deliberaciones, un poder constituido no puede más tarde mejorar los errores de ella, o incluir disposiciones extraviadas”.
Cabe además recordar el engaño al pueblo: como la consulta del “Régimen de Transición” no estaba prevista, votó por éste sin saber que lo estaba haciendo. Fue así inducido al error, vicio del consentimiento que ocasiona la nulidad de los actos políticos.
Existiría además, una severa trasgresión de principios éticos fundamentales, si el régimen conoció y permitió cambios posteriores, a la aprobación final del texto por el órgano constituyente. Temas trascendentales como la “soberanía alimentaria’, los tratados internacionales y el espectro radioeléctrico habrían sido modificados luego de la sesión final del 24 de julio de 2008.
¿Qué valor podría tener una Constitución aprobada con tal carga de cuestionamientos jurídicos y éticos? El día que cambie el régimen, la Constitución falseada de Montecristi debería ser declarada inconstitucional. ¿Quién resarcirá al Ecuador por la millonada que costó?
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