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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: 'Rebeldes sin causa'

La columna de Gema Lendoiro: "Rebeldes sin causa"

martes 08 de septiembre de 2009, 14:05h

Si hay algo en esta vida que me pone de los nervios es una persona maleducada que, además, se ufane de serlo. Todos, en algún momento, podemos perder la calma y hacer o decir cosas de las que luego nos arrepentimos. Pero entre esas cosas, desde luego, no entra como algo lógico quemar un coche de la policía nacional, tirar cascotes hiriendo a éstos o intentar asaltar una comisaría como si estuviésemos en la época de las barricadas y luchásemos por las libertades civiles. Nada de eso.

Lo sucedido en Pozuelo el pasado fin de semana sólo tiene un calificativo: vergonzoso. Y sólo tendría que tener una consecuencia: que los responsables paguen por ello. De los veinte detenidos, trece son menores de edad legalmente. No se contempla prisión para los delitos que se les imputan y es por eso que quedaron en libertad después de comparecer ante el juez que instruye su causa en Pozuelo. Esto lo aclaro porque ayer escuché en la linterna a un portavoz de sindicatos de la Policía decir que creía que el juez había tomado esa decisión porque son “hijos de papá”. No hombre, no, las cosas no funcionan así. Han sido puestos en libertad porque lo suyo ni implica prisión ni el juez ha visto indicio de fuga o de destrucción de pruebas. Ahora bien, toda la razón tiene este portavoz y con él el resto de la policía y por extensión los ciudadanos de estar profundamente indignados con estos pijos maleducados y bastante estúpidos, por cierto.

Cierto es que las leyes en España patinan bastante en este tipo de cosas pero creo que si los jueces aplicasen el sentido común deberían ponerle penas ejemplares a estos muchachos. Y no hablo de prisión, pero sí de trabajos para la comunidad durante todos los fines de semana durante un año. Esos fines de semana en los que se ponen ciegos de beber. Convencida estoy que sería un castigo tan doloroso para ellos que muy probablemente se lo pensarían dos veces antes de volver a cometerlo. La misma pena aplicaría a los menores, esos “angelitos” tan protegidos por la ley pero que son tan capaces de hacer daño como los que rebasan los 18 y que disciernen perfectamente el bien del mal. No se puede meter en el mismo saco de menores a los de cinco que a los de diecisiete años. No es lo mismo y no hace falta que explique el porqué.

En cuanto a los desperfectos materiales. Pues sin duda, que lo paguen. Y si no tienen dinero, más servicios a la comunidad, como todo hijo de vecino. No estoy de acuerdo con que sean los padres quienes carguen con la culpa onerosa. Bastante tienen con haber fracasado estrepitosamente con la educación de sus hijos. Porque una cosa es ser contestón y catear alguna y otra muy diferente es ser un macarra de las barranquillas empadronado en Pozuelo y que se dedica a la kale borroka en sus ratos libres.

Lo que han hecho estos muchachos (los que sean, yo no digo que todos los que han sido detenidos sean culpables porque seguro que alguno hay que no ha hecho nada) con los policías es tema sumamente grave. Podría haber muerto alguien. Y entonces las consecuencias hubieran sido terribles. Como ya lo han sido en otras ocasiones cuando varios jovencillos, por diversión, han terminado cometiendo graves delitos (ej, Sandra Palo, la indigente del cajero de Barcelona…)

Así que, se compense de alguna manera a los agentes de la policía nacional y justicia para esta pandilla de maleducados que encima al día siguiente se sentían profundamente orgullosos de lo que habían hecho. Lo dicho, nada más gilipollas que uno que se ufana de serlo.

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