Los inversores han decidido seguir de fiesta y en la semana el IBEX ha recuperado un 2 por ciento. El selectivo de la bolsa española acaricia los 11.500 puntos. Ha habido algún día de pesimismo, pero parece decidida a seguir dando alegrías a los inversores. El consenso de los analistas coincide en que aún a la bolsa le queda recorrido, pero no cabe la menor duda de que vendrán tiempos peores. De momento, nadie quiere valorar los datos que siguen conociéndose sobre la economía real y, lo peor, sobre las cuentas públicas. Más tarde o más temprano, los inversores valorarán lo que significa que el Estado detraiga de los mercados miles de millones de euros y que los tenga que remunerar con alegría. Esto acabará acaparando dinero y la bolsa se resentirá sin ninguna duda.
Es obvio que nadie maneja la posibilidad de un cierre de año negativo. Tal y como empezó 2009 cualquier cosa será buena, pero quizás no lo será tanto como lo está siendo ahora y muchos se lo habrán perdido y si han entrado tarde. En todo caso, aún existen muchas dudas sobre la recuperación. Claro que ésta se producirá. Tan seguro como que España no estará entre los primeros. Parece que el sentimiento de los norteamericanos mejora a pesar del abultado déficit que presentan sus cuentas públicas y su abultado paro. En el caso de España, no hay que olvidar ese informe estremecedor sobre el sector bancario al que parece que le queda bastante por sufrir en términos generales. La morosidad aún no ha hecho su verdadera aparición. Pero, más pronto que tarde lo hará en toda su crudeza, ya que el desempleo lejos de mejorar aún empeorará más. Algunos creen que puede llegar hasta el 25 por ciento de la población activa por más planes de gasto que lance Zapatero.
Esta semana el presidente volvió a defraudar. No hay medidas y sí mucha complacencia. Hay subida de impuestos y poco, por no decir nada, de recorte de gasto. Zapatero está encantado con los sindicatos que no le van a montar una huelga general que, al parecer, es lo que más le importa al presidente del Gobierno. En fin, que los tiempos duros aún no han tocado fondo por más que lo repita Zapatero. La preocupación de las empresas y los trabajadores sigue siendo máxima y esto acabará reflejándose en las bolsas. Quizás no mañana ni pasado, pero lo hará. Así que cuidado con las entradas al calor de subidas que pueden darse la vuelta y pillar a los desprevenidos.