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Por fin, Barroso presidente

Por fin, Barroso presidente

miércoles 16 de septiembre de 2009, 14:32h
Más o menos a la una de la tarde hoy, 16 de septiembre de 2009, José Manuel Barroso ha sido reelegido Presidente del ejecutivo europeo con mayoría absoluta y por tanto renueva su mandato para la próxima legislatura 2010-2014. Esta reelección se esperaba, porque era el único candidato. Pero no ha sido un camino de rosas, sobre todo desde que hábilmente Durao Barroso había conseguido el apoyo de los jefes de Estado y de gobierno en el Consejo Europeo del pasado 18 y 19 de junio pues diversas circunstancias le han hecho emplearse a fondo en estos tres meses que justamente han finalizado con su reelección.

Estuve con Durao Barroso el día 7 de septiembre en la conferencia de los catedráticos Jean Monnet que se hizo en Bruselas en el edificio Carlomagno. El Presidente de la Comisión basó su intervención en el documento “Orientaciones políticas para la próxima Comisión” que el 3 de octubre había hecho público para responder a las exigencias de los líderes europeos como Angela Merkel y Nicolás Sarkozy quienes le manifestaron su apoyo pero demandaban conocer su programa. Este gesto de presentarlo a los académicos estaba en el ámbito del trabajo propuesto después que la sesión plenaria de junio del Parlamento demorase hasta septiembre la elección. Barroso quería negociar o conversar cuando menos, con los grupos parlamentarios para presentarse ante la asamblea con las mayores posibilidades –léase votos- para su reelección.

    Que iba a ser elegido era seguro. El Partido Popular Europeo había ganado las elecciones al Parlamento Europeo y forma el primer grupo parlamentario de la Cámara. Sin embargo, socialistas y liberales, unidos podían poner en dificultades la propia elección y, desde luego, el desarrollo futuro de las relaciones entre el ejecutivo y la eurocámara. Durao Barroso ha hecho un enorme esfuerzo realizando un programa con un acusado perfil social e incluso ecológico, un programa claramente dirigido a presentar su candidatura por encima de las ideologías y en un claro intento de presentar un perfil sumamente comprensivo con sus opositores, los grupos de izquierdas y los liberales que le reprochaban su política desreguladora, su falta de reacción ante la crisis económica y su sumisión ante los gobiernos. Barroso insistió ayer ante el Parlamento en subrayar aquel perfil social asumiendo que el paro es el mayor problema, que hay que revisar la Directiva de tiempo de trabajo y desarrollar un nuevo marco legal en los servicios; y volvió a presentarse como el mayor europeísta convencido, repitiendo, una vez más, que su partido es Europa.

El portavoz socialista Martin Schultz, fue menos frontal que en ocasiones anteriores, habiendo sugerido la abstención como posición oficial, y el portavoz de los liberales también fue menos contundente con respecto a las críticas anteriores aunque sigue manteniendo una falta de sintonía, siendo el más radical el dirigente verde Daniel Cohn-Bendit, con el que mantuvo una confrontación intensa. El propio Durao Barroso ya había manifestado su disgusto por las críticas recibidas y había advertido que algunos eurodiputados habían ido demasiado lejos en sus ataques construyendo una falsa imagen de su persona. La seguridad de la elección de Barroso venía dada también por la decisión de los socialistas españoles y portugueses de apoyar su candidatura, quedando por tanto en contra tan sólo una parte del grupo socialista, apenas medio centenar los diputados verdes y de izquierda.

    Era muy importante tener el mayor número de votos para salvar dos escollos; de un total de 736 votos, una mayoría simple según el Tratado de Niza y una mayoría reforzada de 369, que le exigiría el Tratado de Lisboa de haber entrado en vigor. 718 diputados participaron en la votación y 382 votaron a favor, 219 en contra y hubo 117 abstenciones.

En su favor también obraba el conocimiento que todos tenían del apoyo de la Presidencia Sueca del Consejo para que se produciera ya la elección del Presidente de la Comisión y que pudiera ejercer todos sus poderes y la posibilidad de que esta elección beneficiara el segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa en Irlanda, que se desarrollará el 2 de octubre. Antes deberemos estar atentos a lo que sucede en las elecciones generales en septiembre en Alemania no olvidando que la propia Alemania aún debe terminar el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa tras varios cambios exigidos por su Tribunal Constitucional.

    En todo caso, ya se ha cubierto un importante cuadro en esa especie de tablero de ajedrez con el que funciona la Unión Europea. Barroso es la reina, el Presidente del Consejo, si entra en vigor el Tratado de Lisboa, será el Rey, al menos en teoría. Las torres serán los tres grandes: Gran Bretaña, Francia y Alemania que se ocuparán de elegir al Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Europea aunque solo lo llamemos Alto Representante. E la nave va…, Federico Fellini, 1983, todos tan distintos, irremediablemente juntos y dirigidos a un destino común.
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