Ingenuidad suicida

Para muchos de los que participan en el debate sobre los proyectos de Ley de Comunicación el problema de sus deficiencias, vacíos y espíritu manipulador radica en quién es su propietario o es de sus accionistas. Piensan que resolviendo el asunto a favor del Estado tendremos unos medios de comunicación complacientes con todos y, por tanto, merecedores del aplauso general.

La libertad de expresión no les preocupa, porque creen que con el plan de desmantelamiento de los medios independientes que el Gobierno impulsa y que pretende culminar con la aprobación del proyecto del asambleísta Rolando Panchana, tendrán libre acceso a ellos, sin ningún tipo de limitación. Su ingenuidad es, a no dudarlo, suicida.

El Gobierno tiene en sus manos a Ecuador TV, Gama TV, Cablevisión, TC Televisión, la Radio Pública del Ecuador, Súper K800 y Radio Carrusel, El Ciudadano, impreso y a través de la web, el diario El Telégrafo, Revista La Onda y Revista El Agro.
 
¿Cuál de ellos ha develado, aunque sea tímidamente, alguno de los escándalos políticos que conmueven al país? ¿Cuánto de participación popular y democrática hay en ellos?

El choque con la realidad lo tendrán esos sectores, cuando contraríen, critiquen, denuncien casos de corrupción o develen políticas gubernamentales erradas. O cuando de alguna manera impugnen o contradigan la ideología oficial, y se atrevan a dudar de la infalibilidad, sapiencia, conducta cristalina, omnisciencia y omnipotencia del líder. Y es que para la ‘nueva clase’ en el poder la libertad plena es como la cruz para los vampiros.