El nuevo escenario planteado en Honduras después de que el presidente derrocado, Manuel Zelaya, volviera hace unas horas a su país y se refugiara en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa. ha acaparado gran parte de la atención de la delegación española que se encuentra en Nueva York para participar en la cumbre sobre cambio climático y una nueva asamblea general de la ONU.
En el marco de la visita a Estados Unidos, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo una reunión bilateral este martes con el mandatario brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, en la que coincidieron en exigir al gobierno de facto que respete la integridad de Zelaya, según explicó a la prensa el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
Además, precisó que España está haciendo “consultas informales” con las autoridades de facto y con “actores no oficiales” para trasladarles la preocupación de la comunidad internacional por la posibilidad de que se viole la integridad de la misión diplomática, donde está refugiado el presidente Zelaya.
Moratinos ha hablado por teléfono con Zelaya, quien le ha expresado su voluntad de abrir un nuevo canal de diálogo que permita restituir el orden constitucional y celebrar elecciones "en un marco legal". El líder hondureño no ha viajado a Nueva York para la asamblea general de la ONU, donde sí ha estado presente su ministra de Asuntos Exteriores, Patricia Rodas.
El jefe de la diplomacia española ha aprovechado la ocasión para entrevistarse con la "canciller legítima" de Honduras, ayer conversó con el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, y con el principal responsable del Departamento de Estado para América Latina, Thomas Shanon.
Moratinos reiteró el apoyo de España a la labor de mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y subrayó nuevamente el compromiso de la comunidad internacional para que se alcance una solución “pacífica” a la crisis hondureña que no tenga “consecuencias violentas”.
El titular de la cartera de Exteriores también volvió a mostrar el deseo de España de participar en una eventual reunión de países convocados por la OEA para encontrar una “solución dialogada, política y pacífica”, impulsada por el secretario general del organismo hemisférico, el chileno José Miguel Insulza.