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Es el tercer museo más visitado tras el Prado y el Reina Sofía

Cosmocaixa: Aprender jugando

viernes 13 de abril de 2007, 13:04h
Normalmente la primera regla al entrar en cualquier museo es "Prohibido tocar". Sin embargo, en el Museo de la Ciencia de Cosmocaixa, en Alcobendas, se saltan esta norma a la torera... No sólo se puede tocar todo cuanto se ve, sino que es casi una obligación interactuar para acercarse a la ciencia. Quizás por ello es el tercer museo más visitado en Madrid tras el Prado y el Centro de Arte Reina Sofía.
Hacer un recorrido por la historia de la vida en la Tierra, comprender cómo se forma un tornado o un torbellino, entender la sucesión del día y la noche o ver y tocar animales marinos vivos son sólo algunas de las opciones que ofrece Cosmocaixa. En este museo, la ciencia se convierte en una asignatura divertida. Y es que no hay mejor forma de aprender que poder comprobar por sí mismo las dudas que plantean los misterios de la vida. Por eso, todo en este se museo se puede tocar.

Cosmocaixa nació en el año 2000. Desde entonces, los 7.000 metros cuadrados de extensión que tiene el museo han recibido más de 4.500.000 visitas. Sólo en 2006, pasaron por sus instalaciones 735.000 visitantes, lo que le situó en el tercer lugar más visitado de la región por detrás del Museo del Prado y el Centro de Arte Reina Sofía.

De lunes a viernes, su público está formado por niños y jóvenes de educación infantil hasta bachillerato. Cada día, unos 25 centros escolares de Madrid y también de fuera acuden a experimentar con la ciencia. "En cambio, los fines de semana vienen sobre todo familias con niños, aunque el museo está abierto a todo el público", asegura María del Mar Conrado, responsable de difusión del museo. En septiembre se suele abrir el período de inscripción para las visitas organizadas de los centros educativos. "Ya entonces se llena el cupo para todo el año para poder acudir con el colegio", asegura Conrado.

Aunque por las mañanas siempre está lleno de niños y jóvenes, por la tarde Cosmocaixa no se queda vacío. A partir de las cuatro de la tarde, el museo se llena con las excursiones para grupos de mayores que vienen de centros de día o centros de mayores. "Se les hace una visita guiada, se les da un café y luego participan en un taller", dice Conrado. Y añade que "hemos empezado también a celebrar cumpleaños de niños por las tardes, que vienen a realizar alguna actividad".

En sus tres plantas, se pueden visitar exposiciones temporales, como las que actualmente se muestran: una sobre 'Einstein 1905, cien años de física', en la que se exponen los trabajos del famoso científico, y otra de 'Música... ¡más música!', en la que se puede comprender cómo es el sonido y cómo lo escuchamos. También hay exposiciones permanentes, como la de 'La historia de la Vida', que muestra cómo ha sido la evolución de la vida en la Tierra.

Pero no son los únicos atractivos de este centro. También cuenta con un planetario, el primero digital en España, que ahora está en obras y que volverá a abrir sus puertas al público en mayo. Y si queremos observar el cielo y aprender alguna de las técnicas de predicción meteorológica, en la terraza del museo se puede experimentar en la estación meteorológica. Y como tocar está a la orden del día, a en la puerta de entrada al planetario, se puede palpar un meteorito auténtico de más de 80 kilos de peso. Además, se organizan ciclos de conferencias de divulgación científica para el público adulto y se hacen observaciones astronómicas tanto en la terraza como en los jardines.

Talleres y actividades
Sin embargo, quizá lo más interesante de Cosmocaixa son los talleres. Incluso los más pequeños pueden experimentar la ciencia con diferentes actividades. 'De día y de noche' enseña a los niños de entre tres y cinco años cómo influye el Sol en el paso del día a la noche. En el 'Clik de los niños', los pequeños pueden jugar a ser científicos, mientras aprenden las leyes de la física con juegos como levantar un elefante o el túnel del viento.  "Es el espacio que más les gusta a los chavales", afirma la responsable de difusión.

"¿De verdad puedo tocar el erizo?", dice uno de los pequeños que ha acudido junto a sus compañeros de pupitre al taller '¡Toca, toca!'. Es sin duda, una de las actividades que más llama la atención de los niños, porque aquí no sólo pueden ver de cerca boas constrictor, tortugas gigantes o estrellas de mar, sino que además, pueden tocar casi todos los animales, salvo los que están en la zona de especies peligrosas. 
 
Aprender como se mueve la Tierra o cuánto tiempo tarda en dar una vuelta alrededor del Sol es el objetivo de 'Planetario burbuja', una actividad para los niños de hasta ocho años. También hay talleres para los chavales de secundaria. En '¿Quién dijo frío?' se enseña, mediante diferentes pruebas, los cambios de estado de la materia o en el de 'La presión atmosférica' se pueden realizar sencillos experimentos como aplastar una lata sin tocarla, para comprender los efectos de la presión. En definitiva, Cosmocaixa es un museo para experimentar y aprender asignaturas que siempre se han considerado "huesos", como la física, la química o la biología, de una forma entretenida.
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