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Presupuestos en la cuerda floja

Presupuestos en la cuerda floja

sábado 03 de octubre de 2009, 20:09h
Nadie duda que el debate parlamentario de los Presupuestos Generales tendrá este año especial dureza, de igual manera que, en privado, casi todos los diputados no pertenecientes al PSOE e incluso algunos del PSOE los reconocen como los técnicamente más deficientes desde hace décadas, al margen de que sean política e ideológicamente punto menos que intraducibles.

La Moncloa da por cierto y repite a todo el que quiere oírlo, que cuenta, ya desde ahora, con la mayoría suficiente para su aprobación, es decir, con los 176 votos precisos para ello, de entre los 350 diputados, mayoría que se construiría, sobre los 169 escaños propios del PSOE, con los 5 del grupo de izquierdas ERC-IU-ICV, los 2 del galleguismo de izquierdas BNG, el de Nafarroa Bai y aseguran que los 2, que consideran cautivos, de Coalición Canaria, hasta sumar 179, esto es, tres más de los necesarios, incluso en la por ahora improbable hipótesis de que CiU y PNV unieran sus 16 escaños a los 153 del PP.

Claro que si finalmente se descolgaran los 2 canarios –como probablemente desea la activa diputada tinerfeña Ana Oramas, pero no está claro si también su compañero de escaño José Luis Perestelo– y los 3 de ERC, polémica estatutaria por medio, el Gobierno se quedaría con 174 escaños, uno por debajo de la mayoría. Así que, tal como están las cosas, de aquí a diciembre hay que esperar, en torno al debate presupuestario, casi todo en seducciones, presiones e incluso duras advertencias desde los casi ilimitados resortes del poder.

Un buen y experimentado conocedor de los entresijos del Congreso me traslada un pronóstico sorprendente, según el cual están decididos a favor de los Presupuestos, no porque crean en ellos, inverosímiles como son, sino por disciplina e intereses de los partidos, los votos de los 169 diputados del PSOE, 2 del bloque de izquierdas y 4 del grupo mixto, esto es, 175 votos, y están decididos en contra los 153 votos del PP y 4 del grupo mixto, esto es, 159 votos, mientras permanecen en el aire, a expensas de lo que se debata y negocie, nada menos que los 19 votos que suman las minorías de CiU, PNV y ERC.

El poder decisorio de esos 19 votos nacionalistas es así abrumador y sin precedentes, ya que, sumados a los 159 de la oposición, rechazarían los Presupuestos Generales nada menos que por 178 votos contra 175, en una tremenda derrota parlamentaria, probablemente buena para las cuentas públicas españolas, pero que provocaría, inevitablemente, de una u otra manera, esas elecciones generales anticipadas que se vienen reclamando por amplios y crecientes sectores de la ciudadanía. Por supuesto que estos cálculos están muy verdes, son muy flexibles, y lo único que nos aseguran es que vamos a presenciar un trimestre de infarto por los pasillos y aledaños del Congreso. Se va a negociar todo, de todo y con todos. 

Está claro que el debate de los Presupuestos Generales va a ser una gran oportunidad para el actual y menos pero todavía internamente algo discutido líder del PP, Mariano Rajoy, que deberá afrontar y encauzar ahora, tras el áspero revolcón que el COI ha dado a Ruiz-Gallardón en las ilusiones de los madrileños, la posibilidad de que las ambiciones personales del alcalde de Madrid adelanten su focalización hacia el ámbito de la política nacional. No pocos piensan que reverdecerá su conocido deseo de 'ser califa en el lugar del califa', esto es, sustituir a Rajoy en el liderazgo nacional del partido y por tanto en la candidatura para las generales de  2012, en las que Rodríguez Zapatero tendrá ya muy difícil, punto menos que imposible, una nueva victoria, incluso con el peso dominante de un electorado socialista que empieza a mostrarse dubitativo.

Cierto que desplazar a Mariano Rajoy de la presidencia del PP aparece bastante difícil. Pocos se fían de Ruiz-Gallardón, mientras que el político gallego cuenta en la estructura real del PP con varios apoyos incondicionales, no sólo el obviamente agradecido pero poco valioso en estos momentos del valenciano Francisco Camps, sino también los del triunfal, eficaz y muy honrado Alberto Núñez Feijoo –que lleva camino de durar para largo en Galicia–, el extrovertido andaluz Javier Arenas –que empieza a ver luz al final de un largo túnel de poder regional socialista, a medida que empiezan a conocerse los raros manejos y abusos de poder de la etapa de Chaves, que parecen acentuarse con su sucesor–  y otros líderes regionales, como los de Castilla y León, Euskadi, Murcia, e incluso la creciente posibilidad de que Dolores de Cospedal, la 'número dos' de confianza de Rajoy, consiga la soñada conquista de Castilla La Mancha, el que fue feudo inexpugnable de José Bono.

El final del final es que la contienda entre las dos intensas personalidades que controlan el feudo electoral esencial del PP, esto es, la Comunidad de Madrid, adquiere una importancia decisiva. En Madrid, no cabe duda, grandes operaciones de marketing al margen, como la candidatura olímpica, son muchos más los apoyos ciudadanos a Esperanza Aguirre que a Alberto Ruiz-Gallardón, pero la política es compleja e inestable por su propia naturaleza. La intriga urdida por Ruiz-Gallardón contra Esperanza Aguirre en CajaMadrid, no es imposible que acabe por volverse en contra del ambicioso alcalde. O todo lo contrario, ya se verá muy pronto.

La clave interna de poder en el PP se juega dentro del gran eje trasversal Galicia-Madrid-Valencia. Ahora mismo, con Núñez Feijoo, Galicia es de Rajoy, como Valencia mientras Camps pueda sostener su cada vez más difícil resistencia a las implicaciones en los casos que se investigan judicialmente. En Madrid no puede descartarse que, ante la posibilidad de que Ruiz-Gallardón, tras la derrota olímpica, vuelva a poner los ojos en el sillón de Rajoy, el líder del PP reflexione que, con Camps en la cuerda floja, acabe por interesarle recuperar el buen entendimiento con Esperanza Aguirre. La situación puede dar muchas noticias y algunas sorpresas a corto plazo.

El escenario, por lo demás, desdichadamente no mejora: la economía española sigue mal e incluso puede ir a peor pronto, lo que incidirá en el debate parlamentario de los Presupuestos. De recuperación a corto, muy poco o casi nada. El ingrato tema del horizonte de la crisis, en un marco de indicadores inquietantes, malos y peores, merece análisis aparte, que prometo a los lectores para muy pronto en los próximos días.
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