Me cuesta trabajo pronunciarme. Y, de verdad, que me asombra la gente que defiende una u otra postura de manera tan vehemente. No diré que las admiro, pero sí que me sorprenden. Me estoy refiriendo al tema del aborto tan traído y llevado esta semana pasada y todavía ésta.
Este tema lo estoy mirando desde la barrera y no acabo de definirme. Pero hay una cosa que sí tengo clara: PP y PSOE lo utilizan políticamente. Y eso es cruel. Escucho a dirigentes de ambas partes y pienso: ¡qué labia tienen, coño! Cuando el PSOE dice que cuando gobernaba Aznar nada se hizo, tienen razón…pero es que imagínense que hubieran cambiado la ley para hacerla más restrictiva. Se hubiera armado la de San Quintín. Habría voces que hubieran dicho que no se puede ir hacia atrás en la consecución de los derechos civiles y libertades. Y hubiesen tenido razón. Pero otros les hubiesen contestado: por encima de tu derecho a escoger, está el derecho del no nacido a nacer. Y hubiesen tenido también razón.
Estar en contra del aborto es tan fácil como estar a favor. Es cuestión de decidir qué postura quieres. Ahora bien, lo que es verdaderamente difícil es defender esa postura sin caer en incoherencias. Por eso yo no me defino. Tan sólo la palabra me produce escalofríos, luego es un hecho que, a priori, me repugna, pero también es verdad que no deseo que ninguna mujer vaya a prisión por ello. Que en realidad es de lo que trata la ley. Pero claro, entonces se me viene a la cabeza una sentencia que no sé dónde escuché y que decía: “El estado no debe regular el asesinato selectivo”…y pienso para mí, ¡qué razón tan grande!
Lo que sí tengo claro es que esto no es ni de izquierdas ni de derechas, ni de católicos ni de ateos. Me molesta tanto que el PSOE quiera ampliar la ley para ganarse el voto de sectores progresistas que están ahora mismo “a por uvas”, como me molesta que el PP haga suya una causa y que, además la mezcle con el catolicismo, la defensa de la familia, la oposición a los gays y, de paso, lo adorne todo con la bandera española (que todos sabemos por qué la utilizamos/no la utilizamos y con qué intenciones, no nos engañemos).
¿Por qué motivo las causas tienen que estar, necesariamente, ligadas a partidos políticos? ¿Acaso no se puede abanderar la lucha contra la pobreza sin tener que ir con el pañuelo palestino a cuestas? ¿Y por qué para defender la familia tenemos que acompañarnos de la bandera de España? El sábado un holandés, viendo pasar gente y gente con la bandera por la calle, me paró para preguntarme a qué hora jugaba España. Le expliqué que era una manifestación por la vida y la familia y no le convenció nada lo que le decía. Lástima no haberle hecho foto a la cara que puso. Todo un poema.
Son clichés absurdos y ridículos que nada tienen que ver con lo que se defiende. Pero que los tenemos tan aprehendidos (no es errata) que los damos por válidos. Y siempre a cuestas con los dos bandos que parece que tenemos que tener siempre en este país para todo.
En fin que, por todas estas cosas, digo, me sorprende la gente que tiene tan clara su postura con respecto al aborto. Yo, sigo sin definirme. Salvo en un cosa, y ya termino, no me parece adecuado que las menores de edad puedan hacerlo sin el conocimiento de sus padres.
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Si (
No(
