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No more Mr. Nice Guy

No more Mr. Nice Guy

lunes 26 de octubre de 2009, 05:04h

Appeasament (apaciguamiento). Con este nombre se conoce al tono con el que el premier británico Neville Chamberlain manejó la primera parte de la política exterior del Reino Unido en relación a los acontecimientos previos a la Segunda Guerra Mundial. Pensaba el político que mostrándose “equilibrado” ante las pretensiones de Hitler contribuía a preservar la paz en el orbe.

No obstante sus buenas intenciones, la actitud cada vez más beligerante del Canciller alemán, patentizada en la invasión germana a Checoslovaquia, le hizo replantearse tal postura y comenzó a preparar a su país para un posible conflicto bélico que, ya se sabe, sucedió inevitablemente.

La expresión inglesa que titula la presente entrega puede ser traducida como “se acabó eso de ‘buen tipo’” y tal como se la puede aplicar al cambio de tesitura descrito, da como para hacerlo del ostensible giro que, haciendo abstracción del desenlace que tuvo en aquella oportunidad —Chamberlain acabó dimitiendo, pero, al final, Inglaterra y los aliados ganaron la guerra—, ha experimentado la proyección política de Samuel Doria Medina, apuesta que, sumada a acontecimientos recientes ligados a otros momentos de su vida, le otorga un protagonismo inopinado en esta justa electoral.

Pasar del contemporizador de ayer —funcional, diría más de uno— al duro de hoy, ha producido un interesante golpe de efecto sobre el que ni el camarada Linera ha podido dejar de referirse mediante un “no le queda” —debo admitir que no le conocía esa faceta de comentarista rosa—. Hecha la interpretación de las encuestas, sin embargo, el MAS sabe que Doria Medina es el centro-estorbo del que tendría que desembarazarse para engrosar su caudal de votos.

El primer impulso que tuvo la candidatura de Reyes Villa para desbaratar la de Doria Medina bajo la hipótesis —errada— de que tras su defección recogería su potencial votación, se ha trocado en una menor virulencia de aquel contra éste, dedicándose cada quien a resolver sus propios asuntos y el problema común: evitar, en principio, que el MAS llegue a controlar 2/3 de la Asamblea Legislativa y, en lo posible, no permitir que el prorroguismo supere el umbral del 40% para forzar a la segunda vuelta. Se ha reforzado, más bien, la hipótesis formulada por Julio Aliaga en sentido de que “A más centro, menos MAS”.

Samuel, el duro, ha explotado convincentemente el pavor que le tiene Morales —pero sobre todo sus áulicos— a un debate franco, elemento de rigor en una democracia saludable. La pregunta es, huevos orgánicos de por medio, ¿Va a llegar la víspera de la elección y SDM seguirá insistiendo en ello?, ¿no es mejor que en unos días más se declare el WO a su favor? Y a otra cosa.

“No apoyaré a mis verdugos” ha sentenciado un Samuel reloaded ante la evidencia de la protección del régimen chavista al terrorista Serna Ponce y los evidentes nexos de éste con la nomenklatura masista.

Por lo pronto es notorio el desconcierto gubernamental. Obligado a darle voz a Leopoldo Fernández e incomodado por such a rude guy.

*Puka Reyesvilla
es docente universitario.

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