Soitu era un portal informativo que planteaba nuevas fórmulas, no siempre bien aceptadas por un público al que ninguno de los que nos dedicamos a este negocio hemos acabado de comprender demasiado bien. Era una apuesta arriesgada, inteligente y seria, que se basaba en lo que ha dado en llamarse ‘periodismo ciudadano’: el receptor de la noticia es, a la vez, emisor. Pero ¿es el periodismo ciudadano un verdadero periodismo? ¿Son los blogs un verdadero periodismo? ¿O son más bien ambas fórmulas elementos auxiliares del periodismo? No tenemos respuestas concluyentes, pero lo cierto es que nos parece que aún no se ha hallado el sustituto del periodismo ‘clásico’, el que consiste en contar cosas que los demás no cuentan, en llegar al fondo de lo que pasa con análisis certeros. Lo demás, en principio, son añadidos, con más o menos valor, y sin duda que hay investigaciones en periodismo ciudadano y en lo referente a los blogs –por los que nosotros, como es obvio, hemos apostado a fondo—que suponen un avance en el marco de la información. Pero todo ello sin abandonar las fórmulas tradicionales: no se ha inventado otra cosa que dar noticias, y noticia ya se sabe que es todo aquello que alguien no quiere que se publique.
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En el ámbito meramente empresarial hemos proclamado muchas veces que los medios digitales deben dimensionarse en atención a su verdadera realidad, sin demasiadas ambiciones en ese sentido. Y que es urgente que los diversos periódicos on-line encuentren sinergias y uniones que los conviertan en medios más poderosos y menos engorrosos para el anunciante, que sigue siendo, al fin y al cabo, nuestro único medio de vida.
Aprovechamos la ocasión para enviar un afectuoso abrazo al director de Soitu, Gumersindo Lafuente, que ha peleado la buena batalla. Con honestidad, talento y firmeza en sus planteamientos. Si lo suyo ha sido un fracaso –no fracasa quien no intenta algo grande—ha sido un fracaso admirable. Del que deberíamos aprender todos. Pero insistimos una vez más: la aventura de la unidad, de plantearse la competencia desde otro prisma, sigue siendo misión casi imposible. E imprescindible, sin embargo.