Simancas sueña con el 69

Los candidatos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid publicitan sus propuestas estrella y enseñan la patita mostrando sus verdaderas preocupaciones. El socialista Rafael Simancas, al que le crecen los enanos dentro del PSM a tal velocidad que podría montar un circo sin  necesidad de recurrir a malabaristas y saltimbanquis de fuera del socialismo madrileño,  está obsesionado con los datos de participación electoral. Cree que si muchos votantes acuden a su colegio electoral el 27 de mayo, el PP  no obtendría mayoría absoluta, lo que dejaría las puertas abiertas a que fuese  él el sustituto de Esperanza Aguirre.

Sueña todas las noches con el 69, que, aunque a primera vista parece un número erótico, para él es el porcentaje de participación a partir del cual la partida está ganado con el apoyo de IU. Simancas, que jornada tras jornada presenta leyes que garanticen los derechos de los madrileños a tener una vivienda digna y a buen precio, una asistencia sanitaria en tiempo y forma, un medio ambiente limpio y saludable, una plaza en una escuela infantil o un urbanismo decente y sin chupones pegados al árbol de la construcción, estudia con detenimiento los datos que ofrecen los que dicen que saben de esto y llega a la conclusión de que, si además de conseguir que el 69% de los madrileños  ejerza su derecho al voto, los comicios se celebrasen en día laborable triunfaría con un margen más ancho, ya que los curritos irían en masa a meter su papeleta en la urna y así obtendrían horas libres presentado su justificante de voto. Y si además no votasen los mayores de 65 años el PP cosecharía todavía menos apoyos.

Demasiadas cábalas para intentar ganar unas elecciones no gracias a la frescura y bondad de sus proyectos sino a los experimentos de los que recurren a fórmulas matemáticas para llenar la cabeza de los aspirantes de ilusiones y fantasías,  y sus sueños de imágenes virtuales. Parece claro que lo que está demostrado es que Simancas se hará con el puesto con el que ha soñado despierto en numerosas ocasiones si los ciudadanos depositan más papeletas del PSM. Mientras Simancas sueña con el 69, la realidad que no quiere ver muestra otras cosas. Si en vez de ocuparse y preocuparse de estas ilusiones oníricas prestara más atención a los numerosos frentes abiertos en su partido, percibiría los apoyos que está perdiendo dentro del PSM por su manía de meter la mano, la suya o la de sus más fieles dentro de la Ejecutiva, en las listas electorales que no son de su gusto.

Quizá no debería de pensar tanto en ese 69. La renuncia de José Caballero a encabezar la lista de su partido desde los años 60 al Ayuntamiento de Alcobendas ha puesto sobre la mesa el descontento de muchos militantes con Simancas y los suyos por hacer de las elecciones primarias para elegir candidatos democráticamente un método fantasma. Que Simancas sueñe con otro 69 podría ser la solución.