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Dos reformas y un escándalo

Dos reformas y un escándalo

domingo 15 de noviembre de 2009, 17:30h
La reforma de la política sobre el cine se está haciendo sin tener en cuenta la única opinión válida que es la de los espectadores que compran su entrada en la taquilla y con ello dicen lo que les gusta y lo que no. La Administración, los poderosos lobbys, los directores, los actores y no se cuántos más deciden en nombre de los que pagan -en impuestos y en taquilla- y a favor de los que cobran generosas subvenciones por obras que no llegan a veces ni a estrenarse Mientras, no hay dinero para la investigación, el teatro, la literatura, el ballet o la música, clásica o no, porque lo del cine es "otra cosa".

Lo mismo sucede en la economía. Las reformas laborales las quiere hacer el Gobierno no sólo de espaldas sino, si fuera posible, sin los empresarios que son los únicos que crean empleo. Cuando la previsión es que 2010 empiece con 250.000 parados más de los que teníamos en septiembre, los mensajes de Zapatero este fin de semana en Pamplona son claros: más poder para los sindicatos, más presencia y poder en las instituciones y ninguna medida nueva que no tenga la aprobación sindical, lo cual significa que todo siga como está. Todo a cambio de su silencio y su complicidad. El único problema es que los sindicatos no crean empleo si exceptuamos el de sus propios liberados.

Según un informe de la Fundación Encuentro, mientras en crisis anteriores los padres, la familia, mantenían a los hijos que no encontraban empleo, en ésta los padres se están quedando también sin trabajo en un número muy elevado de familias lo que está aumentando las diferencias sociales en España. Mientras hay un sector de la población -funcionarios y trabajadores cuyo empleo no peligra y que apenas notan la crisis, dada, incluso, la caída de precios- hay muchas familias en las que ningún miembro trabaja y sólo reciben subsidios. Todos ellos están condenados a un paro muy prolongado y con escasas esperanzas de encontrar trabajo porque no se toman medidas para crear empleo y se está dejando de invertir en los sectores que pueden cambiar el modelo productivo. El Gobierno está parado y los sindicatos ofrecen un silencio culpable.

   El escándalo está, por otra parte, en los medios. Casi todos, medios y ciudadanos, vemos bien la crítica a lo que cobran los consejeros o los presidentes de un banco, al sueldo de algunos políticos, y no digamos de los futbolistas. Pero nadie se extraña de que una cadena de televisión pague 150.000 o 200.000 euros al chófer de la Pantoja por revelar intimidades interesadas en un programa de televisión, un millón de euros de "ficha" a una presentadora de televisión por cambiar de cadena o muchos, muchísimos miles de euros fijos a quienes sin claro oficio, pero espectacular beneficio, participan en tertulias mediáticas insultando a media humanidad. Un espectáculo vergonzante en una sociedad en crisis. Económica, de ideas y de valores.
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