Le denuncia por agresiones y palizas "descomunales" durante los 18 años

A.J.A., el individuo para el que la Fiscalía de Sevilla solicita inicialmente 19 años de prisión por presuntamente agredir sexual y físicamente a su pareja sentimental, M.A.C., durante los 18 años de relación en común -en los cuales vivieron en varios lugares hasta que llegaron a Santiponce a principio de los años 90-, aseguró durante la celebración del juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial que él "nunca en su vida insultó, agredió ni violó" a su mujer.

   Así, el acusado incidió en que él "nunca agredió" ni a su pareja ni a ninguno de sus tres hijos, de 17, 15 y 4 años de edad en la actualidad, y por el contrario ellos le decían "muérete", al tiempo que defendió que las relaciones fueron consentidas y que "jamás" abusó sexualmente de M.A.C., la cual "se lo ha inventado todo", pues tampoco "es cierto que la haya mantenido encerrada en casa".

   Por su parte, la presunta víctima, visiblemente emocionada, relató que fue a partir de la mudanza al municipio sevillano de Santiponce cuando comenzaron las agresiones físicas, "pues no tenía familia ni trabajo y se aprovechó" de esas circunstancias. "Me pegó, me violó y me insultó, todo lo cual era conocido por su familia, que no hizo nada y lo ignoró por completo", apostilló.

   En este sentido, M.A.C. señaló que, durante todos estos años de convivencia en común, "intenté ocultarlo todo, a pesar de que mis hijos, vecinos y amigos veían los golpes", y no puso la denuncia hasta el 24 de noviembre de 2008, cuando su pareja presuntamente la derribó al suelo de un codazo, "porque no pensaba que la Ley me fuera a amparar y porque no tenía independencia económica".

"NUNCA LE PERDONARÉ QUE ME HAYA VIOLADO"

   Al hilo de ello, y tras poner de manifiesto que "si decíamos que sí a todo lo que él decía no había problema", indicó que "al principio, cuando mis hijos eran más pequeños, me pegaba más", y las humillaciones y vejaciones "eran diarias, lo que hacía que todos sintiéramos miedo de él". "Estaba totalmente aislada de la sociedad y psicológicamente me ha machacado, pero lo que nunca le perdonaré es que me haya violado", aseveró.

   Además, la presunta víctima describió su vivienda como una "cueva" y al procesado como un "león", que "insultaba, amenazaba y daba palizas" a su hijo mayor, lo que ha provocado que sus tres hijos "no sean normales, ya que psicológicamente están mal", mientras que a ella la violó presuntamente "entre diez y 12 ocasiones", todas las cuales iban precedidas de "soberanas y descomunales" palizas a consecuencia de las cuales "me dejaba como un trapo" y por las que "nunca me pidió perdón".

   Según dijo, la última agresión sexual ocurrió en el año 2006, aunque no fue hasta 2008, cuando tuvo lugar la última agresión física, momento en el que decidió interponer la denuncia, dicho todo lo cual se puso en pie, rebasó la mampara que lo separaba en el juicio de su ex pareja sentimental y le dijo "eres un bicho y un tirano". Por su parte, su hijo mayor aseguró que la relación con su padre "era muy mala, pues me insultaba y me trataba mal".  Así, este menor de edad certificó las agresiones sufridas tanto por él como por su madre y relató que incluso llegó a amenazarle con un cuchillo, desvelando además que una de sus hermanas, con 15 años en la actualidad -la cual también prestó declaración en la jornada de hoy miércoles-, "ha llegado a dormir con un cuchillo debajo de la almohada" debido al "miedo" que sentía.

LOS HECHOS

   Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación provisional, al que ha tenido acceso Europa Press, desde el inicio de la relación sentimental el procesado ha ejercido "su control y dominio" sobre M.A.C., "a quien de forma violenta y agresiva ha impuesto su voluntad y sus deseos en todo momento".

   En este sentido, señala que la forma más habitual de dirigirse a ella consistía en gritos e insultos, "un clima de gritos y violencia familiar" en el que "han sido muchas las agresiones físicas, la mayoría en presencia de sus hijos menores", añadiendo que, "con gran frecuencia", el imputado "la ha empujado, abofeteado o golpeado con puñetazos".

   Al hilo de ello, el fiscal indica que los primeros golpes los sufrió cuando estaba embarazada de tres meses de uno de sus hijos, momento en el que "le propinó puñetazos, patadas y la arrastró agarrándola del pelo", unos hechos "que se han sucedido de forma reiterada" durante los años de convivencia, "siendo incontables las veces" en que la víctima ha presentado marcas y hematomas que intentaba ocultar con el maquillaje, pero que sus hijos pudieron apreciar.

   Añade la Fiscalía que, a medida que uno de sus hijos fue cumpliendo años, "y como quiera que éste hacía frente a su padre, las agresiones han sido de menor intensidad y violencia", y señala que, durante estos años, el procesado "ha obligado, al menos en 12 ocasiones, a M.A.C. a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad, empleando para ello los golpes y la violencia, haciendo caso omiso a que en esos momentos su compañera estuviera sangrando o le suplicase que la dejase en paz, exigiéndole incluso al día siguiente que fuese ella quien le pidiese perdón por su comportamiento".

GOLPES AL HIJO MAYOR

   Asimismo, relata que, durante su infancia y adolescencia, el hijo mayor "ha sido golpeado también por su padre de forma reiterada, con bofetadas y empujones, mientras que también ha recibido insultos". Además, el acusado "le ha escupido y, mostrándole un cuchillo de forma amenazadora, le ha hecho sentir gran miedo".

   En este sentido, explica que el clima de violencia en el domicilio familiar "ha sido de tal intensidad" que ninguno de ellos "se ha atrevido a denunciar la situación en la que vivían", añadiendo que el imputado "había conseguido someterlos a un gran aislamiento, impidiéndoles las relaciones con otras personas y la independencia económica y sometiéndoles en todo momento a sus deseos arbitrarios".