Las optimistas previsiones de crecimiento de la economía ecuatoriana del 6, 8% para el próximo año, de acuerdo con las variables macroeconómicas contempladas en la Pro forma presupuestaria de 2010, tienen como fundamento la inversión pública. Según ha reiterado la gerenta del Banco Central del Ecuador, Karina Sáenz, ante la Comisión Legislativa de los Económico y Tributario, se prevé una inversión de $6 678 millones. Esa inversión se dirigirá en 2010 a petróleo e infraestructura.
De otro lado, además de la mayor recaudación tributaria, otra de las fuentes para financiar el Presupuesto es la de los ingresos petroleros. Ya se ha comentado que, dados la volatilidad del mercado internacional de crudo y el registro de los precios históricos, no resulta prudente fijar un precio promedio de $65,9 por barril para el cálculo presupuestario. A ello, cabe agregar que los ingresos se hallan también ligados al incremento de la producción nacional de petróleo.
No obstante, pese a las ofertas y a la inversión en el sector, no se ha logrado revertir la declinante tendencia, que viene de más de una década atrás, de la producción
estatal de crudo e incrementarla de forma sustancial.
Más aún, mientras se anuncia un incremento de la producción estatal del 4,4%, se prevé la reducción de un 3% en la producción de las petroleras privadas. La mayor dependencia de los ingresos petroleros torna al país más frágil y con mayores riesgos de inestabilidad económica. Frente a ello, resulta un contrasentido haber desmontado los fondos de ahorro con los excedentes del precio del crudo, concebidos como una protección frente a las variaciones del precio: ahora el ministro Borja analiza la posibilidad de contratar un seguro para garantizar el precio. Al mismo tiempo, resulta absurdo no incentivar la inversión petrolera de las compañías privadas, cuya producción se reducirá aún más en los siguientes años: -4,4% en 2011 y -4,6% en 2012.