Hacer caja

Parece incongruente que presente un anteproyecto de Ley de Economía Sostenible el mismo gobierno que derogó el Plan  Hidrológico Nacional, sustituyendo los proyectos hidráulicos, sostenibles con el agua que cae cada año, por unas desaladoras insostenibles y consumidoras de combustibles de importación. Dentro de seis meses, según anuncian, una ley daría algunas facilidades para que, lo que quede vivo del sector empresarial, estudie qué inversiones medioambientales pueden ponerse en marcha con criterios preferentemente ecológicos, antes que de rentabilidad o de creación de empleo. Un panorama nada estimulante para salir de la crisis cuando, como mínimo, haya pasado otro año de recesión y haya que esperar una década para consolidar resultados. Nada a corto plazo.

    La cruda realidad es que este gobierno antes que pensar en la sostenibilidad de los molinos de viento tendría que pensar en la sostenibilidad de sus propias finanzas. Por ello y con conciencia de ello, de lo que se ocupan los gobernantes con más afán es de hacer caja con brutales impulsos fiscales que nada contribuyen a estimular la economía sea o no sostenible. El único plan inmediato del gobierno es tratar de taponar el creciente agujero del sector público, subordinando la realidad económica a las pretensiones de mantener una política demagógica y partidista de inversiones oportunistas.

El incremento de la presión fiscal provoca tentaciones a la ocultación y al ahorro y, consecuentemente, al descenso del consumo. Es la medicina contraindicada contra la crisis que provoca lagunas de economía sumergida y depósitos de capital inactivo en inversiones estáticas. El gobierno parece insensible a esta realidad. Solo le interesa “hacer caja” por encima de todo, tanto desde la administración central como desde los entes territoriales, a través de impuestos directos e indirectos, de tasas, de multas, de servicios de inspección, de todo aquello que aligere el bolsillo de los ciudadanos de toda clase y condición en beneficio  del sostenimiento de una burocracia adicta y unas masas subsididadas sometidas a su benevolencia. Que se dejen de majaderías sobre la sostenibilidad. Aquí lo único que se procura sostener es la caja de las finanzas oficiales desde la que se pueda seguir realizando inversiones electoralistas.