Al fin, Conferencia de Presidentes

Después de haber tardado tanto en convocarla, no parece que sea muy positiva la agenda preparatoria de la IV Conferencia de Presidentes, que sobre el papel estará centrada en la crisis económica y el empleo, aunque el PP también ha forzado la inclusión de otros temas, como el agua, la agricultura, la ganadería y la pesca. Al menos hay cuatro problemas ya antes de empezar: dos para el Gobierno y otros dos para el principal partido de la Oposición, que en varias comunidades también es Gobierno. El Ejecutivo de Zapatero llega a esta cita casi tres años después de la conferencia anterior, lo que puede dar idea del retraso, y además lo hace a destiempo con respecto a la velocidad y voracidad de la crisis y el paro que intenta atajar. Por su parte, el PP se asoma a la Conferencia de Presidentes con diferencias internas sobre la propia conveniencia de sentarse con ZP --tuvo que poner orden Rajoy--, e incluso con tensiones sobre el agua entre dos de sus presidentes, el valenciano Camps y el murciano Valcárcel, y la calle Génova, donde manda la manchega Cospedal. Y eso que el agua es un asunto incorporado a la agenda por iniciativa de los populares, para disgusto del vicepresidente Chaves, quien ya el pasado 21 de abril anunció en Valencia su propósito de centrar la Conferencia de Presidentes en la crisis económica y, sobre todo, en ver de qué forma las comunidades pueden aportar fondos para la creación de empleo.

De todos estos líos que se traen PSOE y PP serán este lunes testigos los líderes de los sindicatos UGT y CC OO y de las patronales CEOE y Cepyme. El Gobierno pretende aglutinar a todos los convocados en torno a su controvertida ley de economía sostenible, lo cual parece tan imprescindible para el país como difícil de alcanzar para Gobierno y Oposición. Después de haber tardado tanto en celebrar esta conferencia, el Gobierno debería haber dedicado más esfuerzos a las reuniones preparatorias, una de las contadas competencias claras del vicepresidente Chaves. Pero el ex presidente andaluz, en vez de lucirse con este órgano de máximo nivel político de cooperación entre el Estado y las autonomías, terminó enredado en los flecos de la propia agenda. Y es que el PP supo embarrarle el campo, con amenaza incluida de plante en vísperas de la conferencia que sobre el papel ocupa la cúspide del conjunto de órganos de cooperación multilateral, al estar formada por el Presidente del Gobierno, que la preside, y los presidentes de las diecisiete autonomías y de las ciudades de Ceuta y Melilla. En teoría, nada distinto de lo que sucede en otros Estados descentralizados o de carácter plurinacional, como Alemania o Canadá, con el matiz de que aquí lo politizamos todo, en el peor sentido de la palabra.