La necesaria renovación en la patronal

Cuando Gerardo Díaz Ferrán, sin más oposición que la de aquellos que no se atrevieron a hacerle frente, accedió a la presidencia de la patronal, algunos opinamos que acaso era mejor la ‘fórmula Cuevas’, es decir, aquella en la que el máximo responsable de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales no tenía empresa propia, sino que era algo así como un ‘superfuncionario’ sin intereses concretos en una entidad particular. José María Cuevas murió dejando un grato recuerdo de su paso por el edificio en la calle de Diego de León, en Madrid, donde tantas operaciones económicas, y políticas, se han tejido. Porque, se opine lo que se opine sobre su funcionamiento y trayectoria, la CEOE es lo que antes se llamaba un ‘poder fáctico’ de primer nivel.

La llegada de Díaz Ferrán a la cúpula de la patronal supuso un cambio radical en muchas cosas, desde el alineamiento político hasta, por supuesto, el aterrizaje de un empresario con intereses muy concretos, no solamente en España. Luego se comprobaron las dificultades de algunas de las empresas controladas por Díaz Ferrán y sus socios, y ahora llega la decisión de un juez británico que supone la paralización de Air Comet, la conflictiva aerolínea que llevaba meses sin pagar las nóminas de buena parte de sus empleados, con las consiguientes protestas, retrasos y molestias para los viajeros. No acaban ahí los problemas para Díaz Ferrán, cuya deuda con Caja Madrid, de la que es consejero, fue también aireada por la prensa. Para no hablar de las dificultades con el Gobierno de la muy difícil Cristina Kirchner a cuenta de Aerolíneas Argentinas...

El papel de la patronal, cuando todo indica que el diálogo social de cara a una posible reforma de las condiciones laborales de los trabajadores españoles va a ser una de las constantes más importantes en los titulares de 2010, es ahora mismo clave. Lo cierto es que la etapa Díaz Ferrán no ha sido excesivamente proclive al diálogo y su lógico, hasta cierto punto, enfrentamiento con los sindicatos se prolonga ahora sutilmente al Gobierno central y a la dirección de los pequeños y medianos empresarios (CEPYME), encabezada por Jesús Bárcenas.

Demasiados frentes abiertos. Díaz Ferrán debería, entiendo, reconsiderar su actual decisión de no dimitir, marchándose, en cambio, para dedicarse a organizar exclusivamente sus asuntos privados. La imagen que da mantener al frente de la patronal a un empresario agobiado y pendiente de algunos favores públicos es, definitivamente, negativa. Y sospecho que, en todo caso, no podrá sostener su actual posición mucho tiempo: ¿de qué le servirá prolongar el sufrimiento?
 

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