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Detrás de Celda 211

Detrás de Celda 211

miércoles 13 de enero de 2010, 11:01h

Detrás de Celda 211

12-01-2010 - Francisco Muro de Iscar Enviar a amigo imprimir archivo opina
Detrás de Celda 211

Detrás de los muros de una prisión hay personas. Miles y miles de personas. Aunque muchos no quieran saberlo, aunque la sociedad mire a otra parte, aunque vivamos de espaldas a un problema real, a decenas de miles de dramas. La película española Celda 211, del director Daniel Monzón, basada en una novela de Francisco Pérez Gandul y extraordinariamente interpretada por Luis Tosar y Albert Amman, entre otros muchos excelentes actores, ha conseguido el mayor número de candidaturas para el Premio Goya y espero que se lleva la mayor parte de los premios. Se lo merece.  Cine español, o universal, pero del bueno. Tres millones de inversión y cuatro o cinco veces más de recaudación.

El endurecimiento del Código Penal, la anulación de la redención de penas por el trabajo y el consiguiente aumento del tiempo de estancia en prisión; la tipificación de nuevas figuras delictivas; y el incremento de reclusos extranjeros han supuesto en su conjunto que hoy tengamos casi 80.000 presos, un 70 por ciento más que hace diez años y un 30 por ciento más que en los últimos cinco. Además, en los centros penitenciarios hay un 80 por ciento de personas con antecedentes de drogadicción, un 25,6 por ciento con enfermedades mentales y un 29 por ciento que padecen hepatitis. En resumen, riesgo, pobreza, desarraigo y marginalidad. No cambiar la realidad equivale a que un 50 por ciento de los internos acaben regresando a prisión después de salir en libertad.

Cambiar esa situación es un objetivo básico para una sociedad mínimamente solidaria. Una sociedad no puede marginar para siempre a quienes han sido privados de su libertad, pero no de los restantes derechos.

Aún así, en la cárcel hay otras realidades diferentes que no vemos. Más de 18.000 reclusos estudian Bachillerato, 17.000 cursan estudios de Formación Profesional y 1.000 estudian una carrera universitaria. Más de 11.700 internos desempeñan trabajos remunerados, gracias a contratos con empresas externas. Hacen togas para abogados, servicios y manufacturas desde la fabricación de plásticos a carpintería de aluminio, pasando por el manipulado y envasado de productos diversos. Y hay muchos programas más: escuelas deportivas, emisoras de radio, grupos de teatro, musicales… Iniciativas, como los Módulos de Respeto, las Unidades de Madres para salvaguardar a los niños, inocentes de todo delito,  programas de formación en talleres de costura, unidades terapéuticas contra la drogadicción… Muchos programas, algunas oportunidades y una esperanza para muchos.

Nadie debería perderse Celda 211, sin duda, la mejor historia carcelaria que se ha escrito y filmado en España, una película que no tiene nada que envidiar a la mejor producción americana y un relato real, duro, despiadado, pero humano, de una realidad que está a pocos pasos de nosotros. Una novela sobre la condición humana que se esconde detrás de las rejas. Y que no queremos mirar.

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