Se han perdido 15 mil hectáreas de cultivos. Este es el cuarto invierno que afronta el régimen, sin embargo, la gente de la Costa se encuentra otra vez con el agua al cuello. “Ya vamos a hacer las obras”, dijo Correa en el show sabatino 160. Las obras debieron contratarse hace tres años y no ahora.
Dinero no ha faltado. Pero ¡oh sorpresa!, vemos a un presidente millonario, que -sin justificación alguna- ha aumentado a 800 millones de dólares el presupuesto de la presidencia, tratando de convencernos de que ahora no hay plata. Dice que él ha recibido menos dinero que Osvaldo Hurtado y los social-cristianos.
¿Cómo es posible, si en esos dos gobiernos el precio del barril de petróleo nunca sobrepasó los 140 dólares, como sucedió en este régimen? Y para colmo, Correa nos desafía a establecer el verdadero monto de los ingresos petroleros.
¿Cómo? ¡Si es él quien tiene las cifras! ¿Cómo, si es el secreto mejor guardado del Gobierno?
¿No es el Presidente el que tiene que rendir cuentas al país de lo que ha ingresado por exportaciones petroleras y en qué se ha gastado el dinero del pueblo? Aparte de los lujos palaciegos de Correa y su séquito, claro. ¿No se justifica el gasto de los shows sabatinos, denominándolos “rendición de cuentas”?
Es Correa quien tiene que presentar las cuentas. Y si no lo quiere hacer, hay que iniciar una rebeldía tributaria. Los impuestos se justifican y son necesarios cuando el Estado no tiene ingresos.
A un Gobierno pipón y millonario como éste, nadie debe pagarle un centavo más de impuestos, hasta que presente las cuentas de lo que ha ingresado a la caja fiscal y en qué lo han gastado. Especialmente ahora, cuando trata de convencernos de que se encuentra nadando en la miseria.
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