La nueva función del ICO como financiador de pymes en 'peligro', que le ha sido otorgada en Consejo de Ministros, deja en un papel muy secundario el objetivo originario para el que fue creado este organismo, dependiente en origen de Industria. El organismo fue diseñado como entidad crediticia para subvencionar la actividad exportadora de las pequeñas y medianas empresas, aunque es cierto que con posterioridad ha desarrollado atribuciones en caso de catástrofes naturales como incendios, temporales, etc. Ahora, como financiador y con asunción de riesgos al cien por cien de operaciones de salvamento de pymes, poco queda de la función de ayuda a la inrternacionalización de las empresas. Una estrategia, que dada la crisis del mercado nacional, debería estar mucho más apoyada si de verdad queremos que la actividad exportadora salve la economía.
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