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Herramientas de lucha

Herramientas de lucha

martes 20 de abril de 2010, 17:18h

Las huelgas, marchas de protesta, concentraciones, denuncias, abstención electoral como rechazo a ventajismos, así como solicitudes de renuncia del Presidente son herramientas válidas de lucha democrática en cualquier sociedad. Estas herramientas se aplican cuando los ciudadanos no están de acuerdo con determinadas políticas económicas o sociales y, con mayor razón, cuando un gobierno viola la Constitución y las leyes. En este último caso, es frecuente que el violador acuse de golpistas y desestabilizadores a quienes legítimamente protestan. Quizá influidos por estas prédicas, hay quienes tratan de marcar distancia de las acciones realizadas en los años 2001, 2002 y 2003 y de la abstención en las parlamentarias del 2005.

En abril del 2002 los trabajadores petroleros paramos las actividades en defensa de principios y valores; la CTV para protestar por los intentos de intervenirla; Fedecámaras por la aprobación de algunas leyes violatorias de la Constitución. El día 11 marchamos para solicitar la renuncia de quien había incumplido sus promesas electorales, sembraba el odio y mostraba carácter autoritario. Lo sucedido posteriormente es más controversial y tendrá que ser aclarado, pero en ningún caso descalifica lo anterior.

El 2 de diciembre del 2002, los partidos políticos de oposición, la CTV y Fedecámaras convocaron a un paro, al cual nos sumamos casi 23.000 trabajadores de Pdvsa. Los objetivos eran solicitar adelanto de elecciones, establecimiento de una comisión de la verdad para esclarecer la masacre del 11 de abril y presionar para romper el estancamiento, provocado por el Gobierno, de las conversaciones en la Mesa de Negociación y Acuerdos. En diciembre del 2005, cediendo a la presión de la calle para que el CNE estableciera condiciones de respeto al voto y conscientes de que solo obtendrían un máximo de once diputados, los principales partidos retiraron a sus candidatos. Ninguna de las acciones señaladas tuvo carácter insurreccional. Por ello, es injustificable que algunos marquen distancia de esos hechos y, por ejemplo, dejaran pasar el 11 de abril sin ningún acto que recordara que no se ha hecho justicia por la masacre. Lo sucedido el 12 y 13 de abril es harina de otro costal.

Ahora, la herramienta de lucha es votar el 26 de setiembre. Seguramente algunos candidatos no serán de nuestro agrado y el ventajismo oficial será descarado, pero sería imperdonable abstenernos. La Mesa de Unidad ha realizado un gran esfuerzo para conciliar posiciones y no es el momento de destacar sus fallas. Aplaudimos la elaboración del documento "soluciones para la gente" y de la "agenda parlamentaria", próximos a ser divulgados.

Como en botica: El libro "Las balas de abril", de Francisco Olivares, es de obligatoria consulta para entender la masacre del día 11. También el de Brian Nelson. Escarrá, el bueno, es un luchador, por ello lo acosan. Los tres fascistas que enrolaron a niños y adolescentes en Comandos de Guerrilla Comunicacional deben ser enjuiciados. El testigo mencionado por el teniente coronel para acusar a Carmona de ordenar asesinarlo es menos creíble que el de Isaías, ya que el de éste por lo menos está vivo. El lenguatón decretó armar al pueblo y la Fuerza Armada no dijo ni pío. También denunció que el 11 marchamos con armas largas y granadas; agradecemos muestre evidencias. El Gobierno importará fuel oil y gasoil a dólar preferencial, reconociendo que nuestras refinerías están en el suelo. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!


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