Los mercados no creen a
Zapatero y en Europa nos han puesto, de momento, un progresa adecuadamente, pero necesita mejorar. Los planes de recorte del presidente del Gobierno anunciados el pasado miércoles, y aún no puestos en marcha, no convencen. Ha conseguido crear malestar entre los españoles y sin embargo nos dicen que quieren verlo, que ya no valen las palabras y menos las de Zapatero que ya les ha engañado una vez.
Salgado llevó el lunes el plan a Bruselas y ahora nos tienen que examinar. Sobre el papel, el recorte de gasto para este año y el que viene podría parecer suficiente para ir empezando, pero en ningún modo lo es dado nuestro nivel de déficit. Además, y según explicó el lunes el propio Zapatero, la congelación de las pensiones no sería para este año 2010. Es decir, que si la inflación interanual superara en noviembre el 1 por ciento, en enero, los jubilados tendrían su pagada con la revalorización consiguiente. Lo habíamos entendido mal. La congelación es para 2011. La pregunta entonces es de dónde van a salir los 800 millones de euros que se habían metido en la cuenta de recorte y que ahora no están.
Todo lo que hace Zapatero demuestra una escalofriante improvisación, por no pensar en mala fe. En 48 horas le dio a su política, a sus principios, a todo lo que venía diciendo y que incluía su programa electoral la vuelta como a un calcetín. Lógicamente, no ha sido pensado, ni meditado. Se fue al trazo grueso: pensionistas, inversión pública y funcionarios. Así, el pasado viernes el consejo de ministros no pudo aprobar nada. La letra pequeña, pero importante, estaba sin meditar y ha resultado que no va a ser tan rápido y fácil como nos lo habían vendido. Además, ahora faltan reformas importantes como la del mercado laboral. Se puede recortar gasto público y es lo que hay que hacer, aunque puede ser de otros sitios, pero mientras la economía no despegue y se genere empleo y se siga derrochando por otros lados, no acabaremos el proceso. Antes de hablar, los presupuestos contienen dos partidas que se llevan casi 80.000 millones de euros: intereses de la deuda y desempleo.
La falta de credibilidad en Zapatero no es un asunto de aurora boreal. El Tesoro ha tenido que pagar en las últimas horas el doble para colocar la deuda y por cierto en menor cantidad de la que había solicitado al mercado. El presidente del Gobierno se ha llevado un aviso importante, pero me da la impresión de que sigue sin creérselo del todo. Dice que se queda por responsabilidad. Pero, por dignidad, porque nada de lo que está haciendo es lo pactado con sus electores, debería pedir de nuevo la confianza o convocar elecciones generales.