Se les ve cabizbajos, preocupados, en busca de un discurso con el que recuperar el "tono" de izquierdas. Y es que los diputados del PSOE saben que es difícil de explicar que se vaya a congelar las pensiones y se rebaje el sueldo a los funcionarios, sobre todo porque aún no hace ni quince días en que el presidente
Zapatero y ellos mismos sacaban pecho diciendo que eso jamás ocurriría. De manera que andan pensando en qué hacer para volver a recuperar el santo y la seña de la izquierda. Por eso piden que se suban los impuestos y cuanto antes mejor y que el Gobierno vuelva a dar una vuelta de tuerca a la Iglesia, que eso siempre levanta los ánimos de los anticlericales.
Lo cierto es que de la subida de impuestos se habla y mucho en el Congreso, tanto fuera como dentro del hemiciclo, a pesar de que la vicepresidenta Salgado haya dejado dicho que no se contempla una subida impositiva. Pero Salgado dice esto por un lado, mientras que la vicepresidenta
Fernández de la Vega y otros miembros del Gobierno no lo descartan
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aunque sin poner fecha. Esto suele ser normal en el Gobierno Zapatero, dicen y se desdicen con una facilidad pasmosa, pero en este caso es evidente que la subida de impuestos va a ser una realidad más pronto que tarde.
Que quienes más tienen contribuyan a paliar los efectos de la crisis es una afirmación que se escucha en labios socialistas y es difícil no estar de acuerdo. Debería de ser así, pero la verdad es que nunca ha sido así. Este país lo sostienen las clases medias. Los ricos de verdad tienen recursos para a través de sociedades pagar un mínimo de impuestos. Seguramente un profesional medio paga más impuestos que cualquier banquero.
De manera que está por ver si una subida de impuestos pasa porque de verdad contribuyan quienes más tienen o si una vez más lo que van a hacer es acogotar a los profesionales que ganan dinero. Porque hay una enorme diferencia entre lo que gana un profesional liberal, por mucho que gane, y lo que gana, pongamos por caso el consejero de un banco. De vez en cuando vemos publicados los sueldos de los consejeros de las entidades bancarias, sus cláusulas de indemnización, sus planes de pensiones, y son cifras que resultan inalcanzables para cualquier ciudadano normal. Tendríamos que vivir varias vidas y además tener mucho, pero que mucho éxito, para alcanzar esas cifras astronómicas. Por eso está por ver si de verdad las medidas impositivas que Zapatero puede poner en marcha van a afectar de verdad a los que más tienen o sólo a los que tienen un poquito más que la media.
No es apretando las clavijas a la clase media por donde se van a obtener los mejores resultados. No se entiende por qué no hay impuestos a las transacciones financieras especulativas, por no ir más lejos.
En cuanto a esa manía persecutoria contra la Iglesia Católica, empieza a ser patológica. Como si el problema de nuestro país fuera la Iglesia, en vez de los casi cinco millones de parados. Perseguir a la Iglesia es solo demagogia. Demagogia fácil y barata. Una especie de pan y toros de la época moderna.