La soledad de Chaves

  Sentado en la bancada del Gobierno, solo, tratando de justificar ante el fuego graneado de las preguntas de la oposición su cargo de vicepresidente, la imagen de Manuel Chaves era terrible por patética.

   El Congreso de los Diputados escenificó ayer el rechazo de la oposición a cargar con el coste político de las duras medidas propuestas por Zapatero para atajar el déficit. Lo más que pueden esperar los socialistas va a ser una abstención por respuesta que les permita sacar en solitario el Decreto Ley, con el que recortarán el salario de los funcionarios, la ayuda al desarrollo, la inversión pública etc.

   Visto el rechazo popular a las medidas y a las puertas a unas elecciones autonómicas, los partidos han echado cuentas del coste electoral que les supondría apoyar unos recortes, que han venido exigiendo y que deberían haberse tomado hace tiempo, y han llegado a la conclusión que este "marrón" se lo coma Zapatero "por su mala cabeza".

   El PP ya ha encontrado la excusa bajo la que amparar su no colaboración: hay que quitar ministerios y ministros antes de tocar gasto social. Agarrados a ese mantra, que saben no cubriría ni una centésima parte del ahorro necesario, piensan que pueden captar todos los votos de pensionistas y funcionarios que, en cuatro días, ha perdido el PSOE.

   Lástima que Francisco Camps, más conocido como: "Juan sin miedo" o como: "estoy más feliz que ayer", (con la cantidad de tiempo que llevaba callado ¿Por qué le habrá dado por hablar si es peor?) les esté haciendo la contracampaña.

   Porque tiene parte de razón el PP. Si hay que recortar conviene dar ejemplo, más si lo ha pedido toda la clase política, sin excepción, en el Congreso. No pasaría nada. Es más, sería una muy buena imagen suprimir los ministerios de Igualdad, Vivienda; unificar Cultura y Educación o Sanidad y Trabajo.

   En cuanto a Manuel Chaves, su permanencia en el Gobierno, sin agenda, sin un cometido claro y fuera de todos los foros donde se debate el único tema que importa en estos momentos como es la solución a la crisis, no tiene justificación ni para él mismo. Hay que saber discernir cuando ha llegado el momento de marcharse.