El también presidente del Consejo Superior de Deportes acudió en la mañana, junto al director general de Deportes del CSD, Albert Soler, a recibir a la tolosarra, que esta primavera ha culminado su reto con las ascensiones al Annapurna y el Shisha Pangma.
Edurne Pasabán mostró su satisfacción por haber coronado los 14 'ochomiles' del planeta, un "sueño" para el que ha dedicado nueve años y "dejando de lado muchas cosas", y apuntó que la periodista Elisabet Hawley les ha pedido a ella y a la surcoreano Oh Eun-Sun pruebas de todas sus cimas para dirimir cual es la primera mujer en lograr la hazaña.
La tolosarra y su equipo llegaron hoy a Madrid, donde la recibieron sus familiares y el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, Javier Uriarte, director general de Endesa, uno de los patrocinadores, y Santiago González, director de TVE, después de que el pasado 17 de mayor hiciese cima en el Shisha Pangma.
"Hace cinco minutos que he empezado a disfrutar", señaló Pasabán, emocionada tras visionar un video donde se reflejaban los dos momentos en que hollaba el Annapurna y el Shisha Pangma, las dos montañas del Himalaya que le restaban y que ascendió en esta primavera.
Un sueño cumplido
Este reto empezó para la española hace nueve años. "Cuando empecé con aquella historia no pensé que me dedicaría a acabar los 14. Las cosas en la vida hay que hacerlas poco a poco y llevo nueve años dedicados a la montaña, dejando de lado muchas cosas, pero que merece la pena por cumplir un sueño", confesó la vasca, que indicó que fue hace dos años cuando se "planteó" coronar todos los 'ochomiles'.
Pasabán aseguró que "lo mejor" de su proyecto son las personas que le rodean y que su equipo "es el mejor del mundo". "Subo yo, pero sin ellos no lo haría. Son compañeros de cordada, escaladores y sobre todo amigos", añadió la montañera, que tampoco se olvidó de la gente que le ayuda en Nepal y el Tíbet. "Nos hicieron una fiesta el sábado que 'flipáis', le dije a mi madre que ya no hacía falta que me casara", bromeó.
La guipuzcoana recuerda con amargura el K-2, ascendido el 2004, "por las congelaciones y por una montaña tan dura", mientras que el Cho-Oyu, realizado en 2002, fue "el más fácil". "Cada una tiene su historia y sus 1000 páginas buenas y sus 1000 páginas malas", advirtió.
"Lo más duro de las tres últimas es que he estado tres meses fuera de casa. Trabajamos bien en el Annapurna, que es muy peligrosa y fuimos con miedo y el Shisha fue duro psicológicamente. Tuvimos que esperar a que se abriese una ventana, 17 días con vientos de 50 km/h metidos en una tienda, era de locos", detalló la española.
Al filo de lo imposible
Pasabán tiene previsto "seguir colaborando" con 'Al filo de lo imposible' y "buscar proyectos nuevos", y entre ellos tiene "en mente subir el Everest sin oxígeno". En lo que realmente piensa ahora, es en las vacaciones. "Es la primera vez en diez años que tengo el agosto libre", sonrió.
Respecto a la Medalla, Lissavetzky reconoció que Pasabán ha logrado que todos los españoles se sientan "tan bien" y la calificó de "constante y audaz". "Desde el CSD le estamos muy agradecidos. Ha sido una persona muy útil, un magnífico ejemplo de superación y con convicciones arraigadas. Está en la memoria colectiva de los españoles", apuntó Lissaveztky.
Por su parte, la vasca señaló "estar muy feliz por este reconocimiento a un trabajo de muchos años". "El montañismo no es un deporte olímpico y he trabajado mucho para conseguir muchas cosas, esto no lo habría imaginado hace diez años", añadió.