Protesta en extremadura

Ayer, en la celebración del Día de las Fuerzas Armadas, en Badajoz, el Rey Don Juan Carlos reaparecía en un acto multitudinario, tras su reciente intervención quirúrgica. El Monarca ya había retomado su agenda de trabajo el pasado lunes, en La Zarzuela, con varias audiencias, pero ayer era su primer acto público con el pueblo como testigo.

Pues bien: minutos antes de que los Reyes y los Príncipes de Asturias fuesen aplaudidos y homenajeados con “vivas” a España y al jefe del Estado, tanto la ministra de Defensa, Carme Chacón, como el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, recibieron una fuerte pitada por buena parte de los asistentes al acto de homenaje a las Fuerzas Armadas. El día anterior, el sábado, también la ministra y el presidente autonómico fueron abucheados cuando presidieron una jura de bandera de civiles, en otro acto solemne celebrado en Extremadura.

Gritos como el de “Zapatero, dimisión” se escucharon en la protesta, de la que el PSOE responsabiliza directamente al Partido Popular. La crispación, pues, no sólo está en los escaños del Congreso o del Senado sino que se ha trasladado a la calle, y se ha escenificado en una comunidad de histórica mayoría socialista, como es Extremadura.
    
La libertad de expresión  --y lo hemos mantenido siempre--  no tiene límites: o existe o no existe; o se deja que el pueblo hable en libertad o se le amordaza con cualquier pretexto. Sin embargo, hay actos, como el reconocimiento a los Ejércitos, y precisamente en el aniversario de la tragedia del avión en que murieron 62 militares que regresaban de una misión en Afganistán, que no son el contexto más idóneo para mostrar el malestar con el Gobierno en el Día de las Fuerzas Armadas, que son una institución neutral, al servicio de todos los españoles.
    
Digamos, en fin, que lo ocurrido ayer y anteayer en Badajoz es el exponente de un malestar ciudadano con un Gobierno cuya imagen y cuyo prestigio están gravemente afectados, en una patética soledad parlamentaria, por la crisis económica y por las oscuras perspectivas para salir del pozo. El Rey, que simboliza la unidad de todos los españoles, es recibido con entusiasmo. Sin embargo, una de las ministras mejor valoradas del gabinete Zapatero, que es Carme Chacón, y uno de los presidentes autonómicos con mayor apoyo social, que es el extremeño Fernández Vara, tienen que soportar el chaparrón de la protesta: no de una protesta unánime, pero sí de un rechazo significativo. Nada que objetar, insistimos, ante la libertad de los pronunciamientos y de las emociones, pero cuando se mezclan los himnos y los gritos, es evidente que estamos en una situación difícil.


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