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Un cuento de Quevedo

Un cuento de Quevedo

miércoles 09 de mayo de 2007, 18:41h

Un Fiscal ávido de notoriedad, unos medios “ojo al charque” y varios miembros del oficialismo con incontinencia verbal. Todos ellos cayeron en la burda trampa que les tendió Mirtha Quevedo, jefa nacional del MNR, quien todavía debe seguir muerta de risa luego de prestar declaraciones sobre el caso “Octubre 2003” en las que dejó deslizar que hubo un pacto de lealtad sellado entre los jefes de la coalición gobernante, incluido el entonces vicepresidente, Carlos Mesa, mediante la suscripción de un documento llamado “Pacto por la Patria”, que habría sido hecha el mismo 17, cuando la suerte de Sánchez de Lozada ya estaba echada. ¡Por favor!

Tanta declaración oficiosa, tanta aparatosidad para el allanamiento de una casa, tanto suspenso; en resumen, tanto show como para que ahora nadie quiera acordarse del asunto. ¿Qué hallaron en la casa del ex presidente? Probablemente ositos de peluche, postales de Washington, pastillas contra el estrés, recetas de cocina, cassetes (así se escribe, ¿no?) de Richard Clayderman, puros habanos, un VHS del Karate Kid, una fotonovela de Memín Pingüín, dos réplicas de la Torre Eiffel y un ejemplar del Kama Sutra. En suma, un fiasco de proporciones monumentales; un blooper craneado por Quevedo y sufrido por buena parte de la incauta ciudadanía.

Lo que sí “apareció” fue una carta del general Gil, como miembro del Cosdena dirigida al ex presidente que, leyéndola con perspicacia, no es otra cosa que el retiro del apoyo de las FFAA a su gobierno y a él mismo como Primer Mandatario. Se entiende que al recibirla, GSL precipitó la decisión de hacer maletas. A esas alturas, Carlos Mesa, absolutamente distanciado, cual felón, del presidente, ya estaba preparando, en reuniones en domicilios particulares, su asunción a la jefatura del Estado. ¿Se lo imagina alguien firmando documentos de lealtad?

Claro, la tomadura de pelo que la coqueta jefa emenerrista (¡hay que ver su pose a la salida de la Fiscalía!) no es inocente. Quiere involucrar a como dé lugar a Carlos Mesa, más allá de su corresponsabilidad en la gestión, en los hechos que están siendo objeto de juicio, los mismos que tampoco alcanzan ni a Manfred Reyes Villa ni a Jaime Paz Zamora, quienes no tenían facultades ejecutivas. Como al gobierno le interesa sacar a Carlos Mesa del espacio político, sospecho que hubo una “transa” entre Quevedo y los operadores políticos del presidente Morales.

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