La huelga ha sido un fracaso, como era de esperar, porque los funcionarios no parecen dispuestos a que, además de bajarles el sueldo, les descuenten dinero. Hay muchos funcionarios que no pueden permitirse ese lujo, porque son mileuristas y como a casi todos los demás, el dinero les llega, si les llega, para lo justo. Locuras, las menos. Y cuando los sindicatos han estado años, y siguen estando, poniendo la mano y callando ante los errores de la política gubernamental, simplemente han cosechado la respuesta del sentido común. Tenían otras opciones, como hacer un acto simbólico y masivo –que lo hubiera sido- de protesta, o manifestaciones al término de la jornada laboral, para no perjudicar los bolsillos de nadie. Optaron por la peor de las decisiones y se han quedado con el culo al aire. Es un respiro para el Gobierno, que haría bien en no sacar falsas conclusiones, y un aviso para los ideólogos de la huelga general que deberían pensar en buscar un acuerdo positivo y no meterse en más riesgos.
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La crisis es terrible para muchos y, para algunos, muy pocos, ni se nota. En tiempos de penuria, los gestos son más importantes. Que los jugadores de la selección española vayan a cobrar 540.000 euros si ganan el Mundial de Sudáfrica es un escándalo. Un mal gesto que puede empañar una victoria difícil que todos deseamos. No es el único ejemplo de una locura disparatada que afecta al mundo de la banca, al de los brokers, y también en general al del deporte. Los sueldos de muchos futbolistas, los de los “moteros” o los de la Fórmula 1 son escandalosos.
Nadal acaba de ganar más de un millón de euros por vencer en Roland Garros. Se ha ganado el triunfo con un enorme esfuerzo, pero cuando se habla de reducir servicios a los pensionistas, a los enfermos, a los que sobreviven mal, manejar esas cifras atacan al sentido común.
A Casillas, este excelente portero, deportista ejemplar, le han preguntado por las primas de la selección y ha dicho que a su lado hay mucha gente, familia, amigos, primos “que están sufriendo con la crisis”. El gran
Vicente del Bosque ha dicho que “no sé cuanto cobro” y, aunque seguro que es verdad porque Del Bosque es noble y no miente, suena mal. Si eso lo hubieran dicho
Zapatero o
Rajoy, nos habríamos lanzado sobre ellos sin piedad. Florentino Pérez está pensando si este año se gasta –el Madrid- cien o ciento veinte millones de euros en nuevos fichajes. Pan y toros. Y circo. ¿Es demagogia pedir que la Federación Española de Fútbol reduzca las primas por razones solidarias? ¿Es demagogia reclamar a los jugadores un paso al frente y que digan que se las bajan o que van a donar la mitad a Cáritas o a alguna organización que pueda transportar la solidaridad de los privilegiados hacia los más desfavorecidos? La política de los gestos. Lo dicho, si es demagogia, que me den el carné. Y ojalá ganen el Mundial.
francisco.muro@planalfa.es