El PSOE tiene un problema, que no se le escapa ni al protagonista del mismo, y que no es otro que la falta de confianza en el presidente
Zapatero. Su manera de gestionar la crisis le ha ido restando la confianza de los ciudadanos, y hoy en la calle se le percibe más como parte del problema que como parte de la solución. Y esto no lo digo yo, lo dicen las encuestas.
Esa falta de confianza en el presidente y en el gobierno se puede traducir en que Zapatero decida mover ficha y nombrar nuevos ministros. Es evidente que algunos miembros del gobierno son irrelevantes, otros están abrasados, y los de más allá no infunden confianza, de manera que para el presidente puede suponer un balón de oxígeno despedir a unos y nombrar otros nuevos. Lo que no es probable es que él asuma que los españoles no le perciben como parte de la solución a los problemas que tiene nuestro país, de manera que será el último en marcharse y cerrar la puerta.
Y claro, en medio de los rumores que se han desatado sobre quién puede salir y entrar en el gobierno, son muchos los que miran hacia los veteranos del PSOE, buscando a políticos solventes que sepan lo que se traen entre manos, a gente con experiencia y sobre crédito exterior. Incluso se ha llegado a especular con el retorno de
Miguel Boyer.
En realidad lo que los ciudadanos demandan es poder tener confianza en los gobernantes, y puestos a mirar al PSOE, esa confianza la generan políticos de la talla de Boyer o de Solana.
Y es que una vez enviado a
José Bono al dique seco, suena con fuerza el nombre de
Javier Solana. Hay quienes apuestan a que Zapatero invitará a Solana a formar parte de su gobierno como vicepresidente para recuperar prestigio y credibilidad dentro y fuera de España.
Javier Solana es un referente de la política española y europea de las últimas décadas, y cuenta con la confianza no solo de buena parte del electorado de izquierdas de nuestro país, sino que la derecha tampoco puede ponerle muchos inconvenientes, dado que es un político con un gran prestigio internacional y sobre todo de total confianza de los norteamericanos.
Desde luego que la incorporación de Solana ofrecería tranquilidad a los españoles y a los mercados, pero me pregunto si un político de su peso puede convertirse en el escudero de Zapatero. O por decirlo claramente: Solana es mucho Solana, tiene una dilatada y exitosa carrera política internacional para ser simplemente vicepresidente de Zapatero cuando podría ser presidente del gobierno.
Claro que también está por saber si a Solana le quedan ambiciones políticas que colmar, si estas ambiciones se ceñirían a ser vicepresidente del gobierno Zapatero, si podría ser su recambio en vista del panorama, etc, etc, etc. Por lo pronto los ciudadanos le hemos vislumbrado en los informativos de televisión recibiendo el Toisón de Oro de las manos del Rey. Lo dicho, Solana es mucho Solana.